Instrumentum mensis Novembris pro lectura Magisterii Summi Pontifici Benedicti XVI pro evangelizatione in terris missionum

sábado, 15 diciembre 2007

Los eventos principales de este mes son dos: el segundo Consistorio del Pontificado, que tuvo lugar el 24 y 25 de noviembre, y durante el cual el Papa Benedicto XVI creó a veinte Cardenales nuevos, y la publicación de la segunda Encíclica del Papa Ratzinger, “Spe salvi”, que salió al comienzo del adviento. Los nuevos Cardenales están llamados a ser “apóstoles del Dios que es Amor y testimonios de la esperanza evangélica”, durante la entrega del anillo cardenalicio, Benedicto XVI les recordó a que Rey están llamados a servir: “a qué trono fue elevado y cómo fue fiel hasta el final para vencer el pecado y la muerte con la fuerza de la misericordia divina” y así “recordáis constantemente que debéis dar la vida por la Iglesia.”. El día 10 de noviembre el Santo Padre recibió en una audiencia a los miembros de las Cofradías de las diócesis de Italia, recordándoles la importancia del ser “un conjunto de hermanos que, queriendo vivir el Evangelio con la certeza de ser parte viva de la Iglesia, se proponen poner en práctica el mandamiento del amor.”
También fue relevante la audiencia con la Conferencia general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en su 34 Sesión. Durante el encuentro, el Papa llamó la atención a la inquietante paradoja actual: “la imparable difusión de la pobreza en un mundo que está a la vez viviendo en una prosperidad sin precedentes”. El día 8, con motivo del XVI centenario de la muerte de San Juan Crisóstomo, el Santo Padre dirigió una carta a los Obispos y a los fieles, en la cual elogiaba su servicio a la Iglesia, sus esfuerzos por fortalecer su unidad, “afianzando en sus oyentes la identidad cristiana, en un momento histórico en que se hallaba amenazada tanto desde el interior como desde el exterior”. En la audiencia con la Federación Universitaria Católica Italiana (F.U.C.I.), el Papa recalcó que se trata de una “oportunidad providencial para avanzar por el camino de la fe, puesto que la inteligencia bien cultivada abre el corazón del hombre a la voz de Dios, poniendo en evidencia la importancia del discernimiento y de la humildad”.


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