VATICANO - EL PAPA QUE INVITA A “ABRIR LAS `PUERTAS A CRISTO” INVITA TAMBIÉN A ABRIRLAS A MARÍA: UN REFLEXIÓN MARIANA EN EL XXV ANIVERSARIO DE PONTIFICADO

viernes, 24 octubre 2003

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Es bello poder reflexionar sobre el Pontificado de Juan Pablo II mirando su blasón, esa Cruz grande con una gran”M” de Maria Santísima, la Madre de Jesús bajo la Cruz del Hijo, siempre junto a El por la redención del mundo.
El Papa que invita a los hombres a “abrir las puertas a Cristo” es también el Papa que invita a abrirlas a Maria. ¡Quién es capaz de contar cuantas veces a lo largo de su Magisterio, Juan Pablo II ha dicho a la Madre de Dios “totus tuus ego sum”! ¡Quién puede contar todas las referencias marianas explícitas o implícitas de sus Enseñanzas! ¡Quién puede enumerar las oraciones y los actos de consagración y entrega dedicados a Maria! Pero sobre todo ¿quién puede medir su gran y profundo amor filial que desborda de su Persona, de sus escritos, en una palabra, de su vida, hacia la Madre de todas las madres?
Simplemente mirando el emblema de este Pontificado con la gran Cruz y con la gran “M” se tiene la proporción exacta de la importancia de la Madre de Dios en la vida de este Papa, de esta Iglesia de hoy, que sigue a la de ayer y que brota de la de siempre: ¡la Iglesia de los comienzos! Y los comienzos fueron bajo la cruz y desde la Cruz Jesús entregó su Iglesia naciente, significada en Juan, el apóstol del amor, a una Madre, pero no a una madre cualquiera, sino a su Santísima Madre: “hijo, he aquí a tu madre”.
Era el primer “totus tuus” que resonaba en el día del acto más grande que ha visto nunca la historia, el Acto del infinito amor de Dios que se ofrece a si mismo en Jesucristo para nuestra salvación.
Aquel “totus tuus” de los inicios se ha hecho para nosotros familiar con Juan Pablo II, por medio de su “totus tuus” de nuestros días: días, meses y años de este bendito Pontificado, vivido bajo el signo de la mujer vestida de Sol, de la Madre de todos las gentes.
Si, verdaderamente “Madre mía desde siempre”, como el Santo Padre exclamó en una de sus oraciones de entrega a Maria, también nosotros queremos decirlo junto a el: ¡Madre mía desde siempre!” (L.A.) (Agencia Fides 23/10/2003 Líneas: 31 Palabras: 404)


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