EUROPA/ESPAÑA - ”EL PAPA JUAN PABLO II: LA BELLEZA DE UN ALMA ENAMORADA DE DIOS Y DEL SER HUMANO”- COMENTARIO A FIDES DE MONS. FRANCISCO PEREZ SOBRE EL PAPA JUAN PABLO II CON MOTIVO DE SU XXV ANIVERSARIO

sábado, 18 octubre 2003

Madrid (Agencia Fides) - “Tal vez ahora con su testimonio, el Papa está escribiendo la mejor encíclica que nada ha de envidiar a las escritas con letra.. los jóvenes le admiran no por su figura externa sino por su convicción interna”. Son palabras del comentario que ha realizado para Fides Mons. Francisco Pérez González, Obispo de Osma Soria y Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias de España.
A continuación transcribimos el comentario completo de Mons. Pérez.
“Tenemos la impresión que el Papa está muy mal porque no puede andar, porque se haya sin fuerzas para pronunciar palabras y porque muestra un agotamiento corporal. Sin embargo, en su interior, hay una vitalidad especial que le hace mover de un sitio a otro sin arredrarse ante la debilidad puesto que sólo en Dios encuentra la fuerza. Recuerdo el primer encuentro que tuve con el Papa y un grupo de obispos. Sus palabras mostraban una fuerza especial y con voz profunda nos dijo que la entrega y el servicio de nuestras vidas debía ser la mejor predicación. Hace pocos días se lo dijo también al pueblo eslovaco recordando a todos que el creyente es discípulo en la escucha humilde y dócil de la palabra que salva y apóstol con el testimonio apasionado de una vida conforme al Evangelio porque ‘las palabras advierten, los ejemplos arrastran’.
Tal vez ahora con su testimonio el Papa está escribiendo la mejor encíclica que nada ha de envidiar a las escritas con letra. Su testimonio no es como las modas que bucean en la farsa de la fantástica mentira ni en la de ‘dar buena imagen’ ante los demás; su testimonio es más valioso que cualquier actuación externa de aparentes fascinaciones provocadas por la pintura superficial de la imagen. El Papa Juan Pablo II se presenta con sus debilidades físicas con el mismo talante que cuando, como un gran atleta, subía las montañas de los Alpes o Apeninos italianos. No se arredra ante la imagen aparente que muestra con su cuerpo débil puesto que la belleza no está en su cuerpo encorvado o en su rostro atormentado por el indomable parkinson sino en la belleza de un alma enamorada de Dios y del ser humano. Atrae más con sus silencios y con sus gestos que con sus palabras y éstas solo se entienden como el grito de un testimonio vivo que transforma al que lo escucha. Los jóvenes le admiran no por su figura externa sino por su convicción interna. Las palabras sin espíritu interior aburren y dejan hueco el corazón. La figura deformada de un hombre aplastado por la vida pero esencializado en el amor, clavado en la plenitud, no sólo fascina sino que arrastra y convence.
Sirve de gran ayuda cuando alguien nos recuerda que el rastro y el rostro de la cruz de Jesucristo siguen estando presente entre nosotros. Sólo desde ella, bien abrazada, pueden entenderse las limitaciones del ser humano. La cruz de Cristo para unos es escándalo y para otros necedad. Algunos no comprenden a un Papa maltrecho y otros, con talante paternalista, dicen que ya ha llegado el momento de apartarlo de la escena social. Y sin embargo su fuerza es arrolladora porque su único y fundamental motivo es el amor a Cristo que malherido y deformado padeció y murió en la Cruz. Nunca se podrá entender lo absurdo del dolor y del sufrimiento; sólo quien lo adhiera, con su propia vida, en Cristo lo comprenderá. La experiencia o tiene una consistencia en lo permanente y duradero o se desmorona . No es la planta, por muy hermosa que sea, la que se sostiene por sí misma si no hay ocultas y profundas raíces. Lo humano vale en tanto en cuanto se sostiene en lo permanente y eterno”. (RG) (Agencia Fides 18/10/2003 Líneas: 46 Palabras: 664)


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