AMERICA/MEXICO - Encuentro con Dios, escucha de su Palabra, conversión del corazón, integración en la comunidad y testimonio y misión: notas que deben caracterizar al verdadero discípulo de Jesucristo expuestas por el Obispo de Querétaro a las Asociaciones y Movimientos laicales

lunes, 29 enero 2007

Querétaro (Agencia Fides) - “La Iglesia, escuela de discípulos” es el titulo del Mensaje enviado por Su Exc. Mons. Mario De Gasperín, Obispo de Querétaro (México) a todas las Asociaciones y Movimientos de laicos, como preparación a la celebración de la V Conferencia General del CELAM, que se realizará en el mes de mayo en Aparecida (Brasil).
Recordando el tema de la Conferencia “Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que nuestro pueblos en Él tengan vida”, Mons. De Gasperín recuerda las principales notas que deben caracterizar al discípulo. En primer lugar el encuentro con Dios. “Toda la historia de la salvación es la búsqueda de dios por el hombre para que éste se deje encontrar”. Se trata pues de “buscar” incesantemente y de “encontrar” mediante “los signos de su presencia: Escucha de la Palabra de Dios, participación activa en la santa Eucaristía, adhesión a la enseñanza de la Iglesia y servicio a los hermanos”. Pero no basta encontrar, es necesario también escuchar, para lo cual “hay que hacer silencio en el corazón, en el interior, en la vida. Hay que escuchar la Palabra de Dios, pero esta según afirma el Obispo de Querétaro, “tiene dos efectos: es palabra salvadora y da vida eterna; pero también tiene el efecto contrario, endurece el corazón”. En este sentido, recuerda como “Nunca como ahora se ha predicado el Evangelio en nuestra diócesis... y nunca como ahora, quizá, exista una sordera tan grande respecto a la Palabra de Dios”. Otra característica importante que debe caracterizar al discípulo es la conversión, que “consiste en cambiar el corazón y, consiguientemente, toda la vida... La medida de la conversión, y por tanto, del discipulado es la imitación de Cristo”.
Además, el discípulo debe integrarse en la comunidad de los demás discípulos de Jesucristo. “La comunión- continua el Mensaje - es la naturaleza íntima, la esencia, la fuerza de la Iglesia; su debilidad es la desunión, la separación. Los movimientos apostólicos, si no trabajan en comunión, no edifican a la Iglesia y no forman verdaderos discípulos de Jesucristo”. El verdadero discípulo es además “testigo y misionero, constructor de la comunión al interior de la Iglesia y de la unidad del género humano” y busca que “otros tengan la experiencia vivificadora y la profunda fe que se convirtió para él en el sentido de su vida”. (RG) (Agencia Fides 29/1/2007 Líneas: 30 Palabras: 426)


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