EUROPA/ITALIA - Los consagrados están llamados a marcar la jornada con la oración de la Iglesia, para ser así capaces de anunciar al mundo de hoy que "la salvación continua estando presente y viene de Dios por medio de su Hijo": Mensaje de los Obispos italianos para la Jornada de la vida consagrada

martes, 16 enero 2007

Roma (Agencia Fides) - "El 2 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor, la Iglesia celebra la Jornada de la vida consagrada, Dios dando las gracias por las mujeres y hombres que siguen con dedicación alegre y fiel al Señor en esta forma de vida. Tendremos de nuevo la posibilidad de reflexionar sobre el Evangelio proclamado en la liturgia del día (Lc 2,22-40)". Así comienza el Mensaje de la Comisión episcopal para el clero y la vida consagrada de la Conferencia Episcopal Italiana, publicado con ocasión de la 11 Jornada mundial de la vida consagrada.
Tres son los aspectos que el Mensaje destaca refiriéndose al pasaje evangélico. En primer lugar la oferta de Jesús: "Maria y José lo llevaron 'a Jerusalén para ofrecerlo al Señor' y acompañan este gesto con una oferta al templo… La consagración - nos dice el evangelista - tiene su origen en la familia, en la entrega diaria de los padres a los hijos y en su capacidad de transmitir la fe… La vida consagrada, parece continuar diciéndonos Lucas, viene alternada con momentos y etapas que expresan el desarrollo de una vocación". El Mensaje anima luego la labor de todos los consagrados, en particular las religiosas, "que se ofrecen incansablemente al servicio de las familias” en tantos modos diversos.
También los píos israelita Simeón y Ana son descritos por San Lucas en el acto de su entrega a Dios. Ana no ahorra en "ayunos y oraciones", ofreciéndose por el templo, y Simeón "es el hombre justo que espera la salvación no sólo para sí, sino también para su pueblo". "También los consagrados están llamados a estar en el 'templo' y a marcar su jornada con la oración de la Iglesia, para poder de este modo percatarse de la presencia de Dios en el mundo de hoy. Viviendo plenamente las expectativas y las preguntas de nuestra sociedad, consiguen anunciar que, en este mundo que cambia tan frenéticamente y que a menudo pierde sus puntos firmes de referencia, la salvación continua estando presente y viene de Dios por medio de su Hijo."
El pasaje del Evangelio de la Fiesta de la Presentación concluye con la familia de Jesús que vuelve a Nazaret, dónde Jesús transcurrirá muchos años en una vida escondida, sumiso a sus padres. Esta dimensión "doméstica" del Evangelio brinda la ocasión para recordar a las mujeres y los hombres que viven su consagración en medio del mundo, a los miembros del orden de las vírgenes o las viudas y viudos que se consagran a la oración y al servicio de la Iglesia por medio del voto de castidad. "Ellos realizan su valioso servicio en la sociedad, aunque con frecuencia en un modo poco visible. Esta característica de su consagración no disminuye la importancia de lo que realizan porque no hay diferencia, para quien ofrece la vida a Dios y al prójimo, entre el templo y la casa". El Mensaje concluye deseando a los consagrados que "conserven la certeza de que la oferta de su vida es un regalo precioso que Dios agradece, del mismo modo que acogió la vida del Cristo". (S.L) (Agencia Fides 16/1/2007; Líneas: 37 Palabras: 568)


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