VATICANO - "La Epifanía de Cristo es al mismo tiempo la epifanía de la Iglesia" afirma el Papa Benedicto XVI, quien durante el ángelus en el día de la Epifanía, recuerda la Jornada Mundial de la Infancia Misionera y a los niños “importantes cooperadores del Evangelio y apóstoles de la solidaridad cristiana"

lunes, 8 enero 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La solemnidad de la Epifanía, que celebra la manifestación de Cristo a los Reyes Magos, constituye un acontecimiento particularmente importante porque en ello "empezó a realizarse la adhesión de los pueblos paganos a la fe en Cristo, según la promesa hecha por Dios a Abraham… Si pues Maria, José y los pastores de Belén representan el pueblo de Israel que acogió al Señor, los Magos son por el contrario, las primicias de las gentes, llamados también a formar parte de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, basado no ya en la igualdad étnica, lingüística o cultural, sino sólo en la fe común en Jesús, Hijo de Dios." Con estas palabras el Santo Padre Benedicto XVI ha explicado el sentido y la importancia de la solemnidad de la Epifanía del Señor, antes de rezar el ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro el sábado 6 de enero.
"La Epifanía de Cristo, por tanto, es al mismo tiempo epifanía de la Iglesia, es decir manifestación de su vocación y misión universal" ha dicho el Papa, dirigiendo después un particular saludo "a los queridos hermanos y hermanas de las Iglesias Orientales" que celebran el día siguiente la Navidad, deseándoles "abundancia de paz y cristiana prosperidad."
El Papa ha recordado después que en la solemnidad de la Epifanía se celebra la Jornada Mundial de la Infancia Misionera: "Es la fiesta de los niños cristianos que viven con alegría el don de la fe y piden para que la luz de Jesús llegue a todos los niños del mundo. Agradezco a los niños de la "Santa Infancia", presente en 110 Países, porque son importantes cooperadores del Evangelio y apóstoles de la solidaridad cristiana hacia los más necesitados. Animo a los educadores a cultivar en los pequeños el espíritu misionero, para que nazcan entre ellos misioneros apasionados, testigos de la ternura de Dios y anunciadores de su amor."
A la intercesión de la Virgen Maria, Estrella de la evangelización, el Santo Padre ha confiado el agüero de que los cristianos de todas las partes de la tierra puedan "vivir como hijos de la luz y llevar a los hombres a Cristo, verdadera luz del mundo". (S.L) (Agencia Fides 8/1/2007; Líneas: 29 palabras: 421)


Compartir: