AMERICA/PARAGUAY - Los Obispos de Paraguay piden a los jóvenes ser santos y valientes, comprometerse en el servicio de los demás, ser coherentes, en la vida diaria y defensores infatigables de la vida humana

lunes, 4 diciembre 2006

Asunción (Agencia Fides) - “Queridos amigos del Paraguay. Esta es vuestra hora. Amadísimos jóvenes, digan: sí !El Señor, la Iglesia, el Paraguay, necesitan la alegría y el servicio de ustedes; la vida limpia y el trabajo, la fortaleza, y la entrega de cada uno y de todos!”: es el llamamiento lanzado por los Obispos de Paraguay en una carta dirigida a todos los jóvenes en la que buscan darles, como Pastores, una voz de esperanza y de aliento al constatar la difícil situación en la que viven hoy los jóvenes.
En primer lugar manifiestan los Obispos su alegría por algunas de las luces y gozos de los jóvenes de hoy como son los esfuerzos que invierten en trabajar para forjarse un futuro mejor, verlos responsables de sí mismos, creciendo en la solidaridad y en la caridad, mediante el trabajo personal y el servicio voluntario que realizan en distintas organizaciones sociales y en la misma Iglesia en bien de la comunidad. Recuerdan también a tantos jóvenes que trabajan y participan activamente y con alegría en la vida de la Iglesia, comprometiéndose con sus parroquias, en la catequesis, liturgia, en los movimientos apostólicos, en la Pastoral de Juventud, así como los que responden a la vocación sacerdotal o a la vida religiosa. A todos ellos les dicen los Obispos: “no se detengan ante las críticas de los que sólo ven errores y defectos en ustedes. La mejor respuesta está en el testimonio de su vida joven al servicio de los demás, con la generosidad, la energía, la creatividad y la alegría que les caracteriza”.
Pero junto a este panorama alentador no se pueden olvidar tantos problemas que afectan profundamente a los jóvenes produciéndoles tristezas y angustias. Entre ellos constatan los Obispos la falta de acceso de tantos a una educación que les asegure la formación adecuada para insertarse en el mundo de hoy. También el problema del desempleo y del paro que obliga a tantos jóvenes a abandonar el país en busca de mejores oportunidades, con el consiguiente desarraigo de los afectos familiares que se convierte en un drama doloroso de los inmigrantes, especialmente los jóvenes. Además están también los problemas del suicidio, la violencia en los distintos ámbitos de la sociedad, los embarazos precoces, las enfermedades de transmisión sexual, como la pandemia del VIH (SIDA), el limitado e inadecuado acceso a los beneficios de la cultura y de la recreación, entre otros. Todos estos problemas requiere la participación activa de todos, recuerdan los Obispos, pero especialmente de los jóvenes, “que están llamados a ser protagonistas de cambios para la construcción de una sociedad mas justa y equitativa con el sector juvenil”.
Ante esta situación los Obispos recuerdan a los jóvenes que la única respuesta a sus angustias y aspiraciones más profundas está en Jesucristo. Y realizan un llamamiento fuerte: “Cristo les llama a la santidad de vida. Les invita a ser valientes, a no tener miedo para comprometerse al servicio de los demás. Les invita a ser coherentes, en la vida diaria, cualquiera sea el lugar, la ocupación, los problemas y las aspiraciones que tengan. El Señor les llama a ser sus discípulos y misioneros; a ser testigos de su amor”. Concluyen su carta los Obispos invitando a todos los jóvenes a “defensores infatigables de la vida humana, en todas sus etapas; pues la vida es el mayor regalo que Dios nos ha dado y a ser santos y servidores para construir el Paraguay fraterno, solidario y justo que queremos”. (RG) (Agencia Fides 4/12/2006 Líneas: 42 palabras: 613)


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