VATICANO - El Card. Iván Dias preside la Concelebración Eucarística por la fiesta de San Francisco Javier: "el misionero es un hombre sencillo, que habla como una madre a sus hijos, ama profundamente a Dios y a la Virgen, y planta así una semilla tan profunda que aún después de 250 años se pueden admirar sus frutos"

lunes, 4 diciembre 2006

Roma (Agencia Fides) - En la fiesta de San Francisco Javier, Patrono de las Misiones, de quien este año celebramos el V Centenario de su nacimiento (1506-1552), el domingo 3 de diciembre, Primer domingo de Adviento, el Card. Iván Dias, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, ha presidido una solemne Concelebración Eucarística en la Iglesia del Gesú en Roma. Junto al Cardenal Prefecto han concelebrado Su Exc. Mons. Robert Sarah, Secretario del Ministerio Misionero; Su Exc. Mons. Henryk Hoser, Secretario adjunto y Presidente de las Obras Misionales Pontificias; el P. Massimo Cenci, PIME, Subsecretario; varios Oficiales de la Congregación y sacerdotes que trabajan en los Secretariados internacionales de las Obras Misionales Pontificias. Además estaban presentes el Rector Magnífico de la Pontificia Universidad Urbaniana, Mons. Ambrosio Spreafico y representantes de las diversas realidades que componen la familia de Propaganda Fide.
En su homilía el Card. Dias ha recorrido la historia de la vida de San Francisco Javier, destacando el papel realizado por la Divina Providencia: desde la llamada de San Ignacio, que confía a Francisco Javier el encargo de reemplazar a un hermanos que debía salir, a su gran trabajo misionero en tierras de oriente, dónde se dedicó a anunciar el Evangelio de modo sencillo y directo, "como una mamá instruiría a sus hijos en la fe". En el ámbito de su intensa obra de evangelización realizada en Japón, San Francisco Javier mira hacia China como una nueva e importante etapa en el anuncio de la Buena Nueva. Por desgracia, la enfermedad lo lleva a la muerte sin poder coronar su sueño. El Card. Dias ha recordado después como la Iglesia católica en Japón ha sufrido la persecución y el martirio en los siglos que siguieron.
Después de 250 años el Santo Padre mandó a aquellas tierras un Delegado Apostólico suyo, con una imagen mariana que todavía hoy se venera en Nagasaki. Dado que en precedencia se habían presentado ya otros como representantes del Cristianismo, se preguntó al Delegado Apostólico si era enviado por el Romano Pontífice ("el hombre vestido de blanco"), si estaba casado y si venerara a la Virgen. Después de sus respuestas el Delegado fue reconocido como auténtico representante de la Iglesia católica. A continaución el Card. Dias ha subrayado como el ejemplo de San Francisco Javier es un modelo de la acción misionera de hoy: "el misionero es un hombre sencillo, que habla como una madre a sus hijos, ama profundamente a Dios y a la Virgen, y planta así una semilla tan profunda que aún después de 250 años se pueden admirar sus frutos". (S.L) (Agencia Fides 4/12/2006 - Líneas: 34 palabras: 489)


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