VATICANO - El Papa Benedicto XVI en Turquía - El encuentro con el Cuerpo Diplomático: "Estoy feliz al ser hoy huésped de Turquía, venido como amigo y como apóstol del diálogo y de la paz"

miércoles, 29 noviembre 2006

Ankara (Agencia Fides) - "Estoy feliz al ser hoy huésped de Turquía, venido como amigo y como apóstol del diálogo y de la paz" ha afirmado el Santo Padre Benedicto XVI durante el encuentro con los Jefes del Cuerpo Diplomático, en la Nunciatura apostólica de Ankara, la tarde del 28 de noviembre. En su discurso el Santo Padre ha revivido de nuevo el recuerdo de las visitas a Turquía de sus predecesores, el Papa Pablo VI, en 1967 y el Papa Juan Pablo II, en 1979, además de hacer memoria del "Papa Benedicto XV, artífice infatigable de al paz en el curso del primer conflicto mundial, y del Beato Juan XXIII, el papa “amigo de los turcos”, que fue Delegado Apostólico en Turquía y luego Administrador Apostólico del Vicariato latino de Estambul".
Deteniéndose en particular en el compromiso por la paz, el Papa ha dicho que "la verdadera paz tiene necesidad de la justicia, para que se corrijan las desigualdades económicas y los desórdenes políticos que son siempre factores de tensión y que amenazan a toda la sociedad". En particular es necesario "respetar las decisiones de las Instituciones internacionales" pero sobre todo hay que llegar al "verdadero diálogo, es decir a la concertación entre las exigencias de las partes implicadas con el fin de alcanzar soluciones políticas aceptables y duraderas, que respeten a las personas y a los pueblos". El Papa Benedicto XVI ha dirigido después un pensamiento particular al conflicto en Medio Oriente, animando los esfuerzos de los numerosos Países que se han comprometido en la reconstrucción de la paz en el Líbano, entre ellos Turquía, y lanzando un nuevo llamamiento a la comunidad internacional "para que no se sustraiga a sus responsabilidades".
Turquía ha sido definida por el Papa como "puente entre Oriente y Occidente, entre el Continente asiático y el europeo, como cruce de culturas y de religiones". En el siglo pasado se ha dotado de medios para convertirse en "un gran País moderno" ha subrayado el Papa, recordando la elección de distinguir claramente la sociedad civil y la religión, en la autonomía y en el respeto recíproco. La Constitución turca reconoce en efecto a cada ciudadano los derechos a la libertad de culto y a la libertad de conciencia. "Es deber de las autoridades civiles en cada país democrático garantizar la libertad efectiva de todos los creyentes y permitirles organizar libremente la vida de la propia comunidad religiosa - ha continuado el Santo Padre -. Obviamente, deseo que los creyentes, de cualquier comunidad a la que pertenezcan continúen beneficiándose de estos derechos, con la certeza de que la libertad religiosa es una expresión fundamental de la libertad humana y de que la presencia activa de las religiones en la sociedad es un factor de progreso y de enriquecimiento para todos”.
Para alcanzar este objetivo es necesario que las religiones "no busquen ejercer directamente un poder político, porque no están llamadas a ello y, en particular, que renuncien absolutamente a justificar el recurso a la violencia como expresión legítima de la práctica religiosa" ha dicho el Papa. A continuación Benedicto XVI ha dirigido un saludo a la comunidad católica, "poco numerosa pero muy deseosa de participar de la mejor manera posible en el desarrollo del país, especialmente por medio de la educación de los jóvenes, y en la edificación de la paz y la armonía entre todos los ciudadanos". El Santo Padre ha vuelto recordar después la necesidad del diálogo, para "permitir a las diferentes religiones conocerse mejor y respetarse recíprocamente para ponerse cada vez más al servicio de las aspiraciones más nobles del ser humano, que busca a Dios y la felicidad". Después ha expresado toda su estima hacia los musulmanes, "invitándoles a seguir comprometiéndose juntos, gracias al respeto recíproco, a favor de la dignidad de todo ser humano y a favor del crecimiento de una sociedad en la que la libertad personal y la atención por el otro le permita a cada uno vivir en paz y serenidad”.
Desde el momento que la Iglesia ha recibido de su Fundador una misión espiritual, no busca intervenir en la vida política o económica, sin embargo “desea hacer oír su propia voz ante las naciones para que siempre se honre la dignidad fundamental del hombre, especialmente la de los más débiles". Frente a fenómenos como la globalización, el desarrollo de las ciencias y la técnica, es necesario poner "la dignidad humana cada vez más en el centro de nuestras preocupaciones" ha afirmado el Papa, quien ha concluido su discurso deseando que el acuerdo entre las naciones "contribuya cada vez más a hacer crecer la humanidad del hombre, creado a imagen de Dios". (S.L) (Agencia Fides 29/11/2006 - Líneas: 54 Palabras: 808)


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