VATICANO - El Papa Benedicto XVI en Turquía - "Los cristianos y musulmanes, siguiendo sus respectivas religiones, resaltan la verdad del carácter sagrado y de la dignidad de la persona. Esta es la base de nuestro respeto recíproco y estima, esta es la base para la colaboración al servicio de la paz entre las naciones y pueblos"

miércoles, 29 noviembre 2006

Ankara (Agencia Fides) - El Santo Padre Benedicto XVI ha iniciado su 5° Viaje internacional a Turquía el martes 28 de noviembre. A la llegada al aeropuerto Esemboga de Ankara, el Santo Padre ha sido acogido por el Primer Ministro Recep Tayyip Erdogan y el resto de las Autoridades. Estaba también presente el Presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Turquía, Su Exc. Mons. Ruggero Franceschini, O.F.M Cap y el Secretario de la Nunciatura Apostólica, Mons. Christophe-Zakhia El-Kassis. Inmediatamente después de su llegada, el Santo Padre se ha reunido, en una sala del aeropuerto, con el Primer Ministro de la República turca, Erdogan.
A continuación el Santo Padre se ha trasladado en coche al Mausoleo de Atatürk, que custodia los restos de Mustafa Kemal "Atatürk", fundador y primer Presidente de la República turca. Después de haber rendido homenaje al feretro, el Papa ha firmado el Libro de Oro en el que ha escrito esta frase: "En esta tierra, punto de encuentro y encrucijada de religiones y culturas, cremallera entre Asia y Europa, hago con alegría mías las palabras del Fundador de la República turca para expresar el augurio: "Paz en la Patria, paz en el mundo". Inmediatamente después el Papa se ha acercado al Palacio Presidencial de Ankara para la ceremonia de bienvenida y la visita al Presidente de la República, Ahmet Necdet Sezer, después se ha trasladado al Guest House del Palacio Presidencial donde se ha reunido con el Vice-Primer Ministro Mehmet Ali Sahin.
El Papa Benedicto XVI se ha trasladado después a la Presidencia para los Asuntos Religiosos "Diyanet" de Ankara para el encuentro con el Presidente de Asuntos Religiosos, Prof. Ali Bardakoglu, en el que han participado algunas Personalidades de la Comunidad musulmana, entre ellas, el Gran Muftí de Ankara y el Gran Muftí de Estambul, además de Cardenales y Obispos del Sequito. Concluido el encuentro privado, el Santo Padre y el Presidente para Asuntos Religiosos han ido al Conference Room del "Diyanet". Aquí, después de la intervención del Presidente Ali Bardakoglu, el Papa ha pronunciado un discurso en el que ha dado las gracias por la acogida y se ha dirigido al Presidente de Asuntos Religiosos, saludando con él a "todos los musulmanes de Turquía con particular consideración y afectuosa consideración".
"Su País es muy querido a los cristianos - ha continuado el Papa Benedicto XVI -, muchas de las primitivas comunidades de la Iglesia fueron aquí fundadas y alcanzaron la madurez, inspiradas por la predicación de los Apóstoles, particularmente de San Pablo y San Juan. La tradición que ha llegado hasta nosotros afirma que Maria, la Madre de Jesús, vivió en Efeso, en la casa del apóstol San Juan. Esta noble tierra ha visto, además, una destacada floración de la civilización islámica en los más variados campos, incluida la literatura y el arte, así como en las instituciones. Hay muchos monumentos cristianos y musulmanes que testimonian el glorioso pasado de Turquía".
El Santo Padre ha confiado después que se ha preparado para esta visita con los mismos sentimientos de afecto hacia el pueblo turco que expresó el Beato Juan XXIII, entonces arzobispo Angelo Giuseppe Roncalli, que llegó aquí para cumplir al encargo de Representante Pontificio en Estambul, y recordando las palabras del Papa Juan Pablo II con ocasión de su visita en noviembre de 1979: Me pregunto si no es urgente, precisamente en estos momentos, en que los cristianos y musulmanes han entrado en un nuevo período de la historia, reconocer y desarrollar los vínculos espirituales que nos unen, con el objetivo de promover y defender juntos los valores morales, la paz y la libertad".
El Papa Benedicto XVI ha afirmado después: "Los cristianos y musulmanes, siguiendo sus respectivas religiones, resaltan la verdad del carácter sagrado y de la dignidad de la persona. Esta es la base de nuestro respeto recíproco y estima, esta es la base para la colaboración al servicio de la paz entre las naciones y pueblos, el deseo más querido por todos los creyentes y por todas las personas de buena voluntad”.
"Los cristianos y musulmanes pertenecen a la familia de quienes creen en el único Dios y, según sus respectivas tradiciones, son descendientes de Abraham" ha continuado el Santo Padre recordando cuanto afirma el Concilio Vaticano II. "Esta unidad humana y espiritual de nuestros orígenes y de nuestros destinos nos lleva a buscar un itinerario común, desempeñando nuestro papel en esta búsqueda de valores fundamentales, que es la característica de las personas de nuestro tiempo. Como hombres y mujeres de religión, nos encontramos ante el desafío de la difundida aspiración a la justicia, al desarrollo, a la solidaridad, a la libertad, a la seguridad, a la paz, a la defensa del ambiente y de los recursos de la tierra… En particular, podemos ofrecer una respuesta creíble a la cuestión que surge claramente de la sociedad de hoy, aunque con frecuencia queda marginada, es decir, la cuestión que afecta al significado y al desarrollo de la vida para todo individuo y para toda la humanidad”.
El Papa Benedicto XVI ha afirmado después: “Estamos llamados a trabajar juntos para ayudar a la sociedad a abrirse a la trascendencia" y "la mejor manera para avanzar es el diálogo auténtico entre cristianos y musulmanes, basado en la verdad e inspirado por el sincero deseo de conocernos mejor mutuamente, respetando las diferencias y reconociendo lo que tenemos en común”.
En la parte conclusiva de su discurso, el Santo Padre ha citado al Papa Gregorio VII que habló de la especial caridad que deben tenerse recíprocamente cristianos y musulmanes, y ha continuado: "Que la libertad de religión, garantizada institucionalmente y efectivamente respetada, tanto a los individuos como a las comunidades, constituya para todos los creyentes la condición necesaria para su contribución leal a la edificación de la sociedad, en actitud de auténtico servicio, particularmente a los más vulnerables y pobres". Por último, ha deseado que “podamos llegar a conocernos mejor, reforzando los vínculos de afecto entre nosotros, con el deseo común de vivir juntos en armonía, en paz y en mutua confianza". (S.L) (Agencia Fides 29/11/2006 - Líneas: 75 palabras: 1062)


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