VATICANO - "En el drama de la Familia de Nazaret, obligada a refugiarse en Egipto, percibimos la dolorosa condición de todos los migrantes, especialmente de los refugiados, de los desterrados, de los evacuados, de los prófugos, de los perseguidos": Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la 93 Jornada Mundial del Emigrante

miércoles, 15 noviembre 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "La familia migrante" es el tema elegido por el Santo Padre Benedicto XVI para su Mensaje publicado con ocasión de la 93a Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado, que se celebrará el domingo 14 de enero del 2007. El tema, como escribe el Papa, “se sitúa en continuidad con los del 1980, 1986 y 1993, y pretende acentuar ulteriormente el compromiso de la Iglesia no sólo a favor del individuo migrante, sino también de su familia, lugar y recurso de la cultura de la vida y principio de integración de valores”.
Para reflexionar sobre la condición de la familia migratoria, el Mensaje nos presenta ante todo la Santa Familia de Nazaret en destierro: " En el drama de la Familia de Nazaret, obligada a refugiarse en Egipto, percibimos la dolorosa condición de todos los migrantes, especialmente de los refugiados, de los desterrados, de los evacuados, de los prófugos, de los perseguidos. Percibimos las dificultades de cada familia migrante, las penurias, las humillaciones, la estrechez y la fragilidad de millones y millones de migrantes, prófugos y refugiados. La Familia de Nazaret refleja la imagen de Dios custodiada en el corazón de cada familia humana, si bien desfigurada y debilitada por la emigración”.
El Santo Padre evidencia después las numerosas dificultades que encuentra la familia del emigrante, la primera de todas lejanía de sus componentes que es con frecuencia, motivo de ruptura de los vínculos originarios: "Si no se garantiza a la familia inmigrada una real posibilidad de inserción y participación, es difícil prever su desarrollo armónico.". Después el Papa Benedicto XVI recuerda que " La Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, entrada en vigencia el 1 de julio de 2003, pretende tutelar los trabajadores y trabajadoras migrantes y los miembros de las respectivas familias.… La Iglesia anima la ratificación de los instrumentos legales internacionales propuestos para defender los derechos de los migrantes, de los refugiados y de sus familias, y ofrece, en varias de sus Instituciones y Asociaciones, aquella advocacy que se hace cada vez más necesaria".
A pesar del empeño por la integración de las familias de los inmigrantes es grande, queda todavía mucho por hacer, y a este propósito se pide predisponer acciones legislativas, jurídicas y sociales para facilitar dicha integración. "En estos últimos tiempos ha aumentado el número de mujeres que abandonan el País de origen en busca de mejores condiciones de vida, en pos de perspectivas profesionales más alentadoras. Pero no son pocas las mujeres que terminan siendo víctimas del tráfico de seres humanos y de la prostitución. En las reunificaciones familiares las asistentes sociales, en particular las religiosas, pueden llevar a cabo un beneficioso servicio de mediación, digno de una creciente valorización”.
El Mensaje llama de nuevo la atención sobre las familias de los refugiados, "cuyas condiciones parecen empeorar con respecto al pasado.... En los territorios destinados a su acogida, junto a las dificultades logísticas, y personales, asociadas a los traumas y el estrés emocional por las trágicas experiencias vividas, a veces se suma el riesgo de la implicación de mujeres y niños en la explotación sexual como mecanismo de supervivencia". La presencia de la Iglesia en este campo es particularmente importante para aliviar las heridas del corazón, restablecer la cultura del respeto, redescubrir el verdadero valor del amor, animar, a quien está destruido interiormente, a recuperar la confianza en sí mismo, garantizar los derechos y la dignidad de las familias, y asegurarles un alojamiento conforme a sus exigencias "A los refugiados se les pide que cultiven una actitud abierta y positiva hacia la sociedad que los acoge, manteniendo una disponibilidad activa a las propuestas de participación para construir juntos una comunidad integrada, que sea “casa común” de todos".
Por último, el Santo Padre llama la atención sobre los estudiantes de otros Países que se encuentran lejos de su casa por motivos de estudio, "sin un adecuado conocimiento del idioma, a veces carentes de amistades, y a menudo dotados con becas insuficientes. Su condición se agrava cuando se trata de estudiantes casados.". A este respecto, el Papa recuerda que "la ayuda a los estudiantes extranjeros es “un importante campo de acción pastoral".
El Mensaje se concluye con el deseo de que la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado pueda convertirse en ocasión "útil para sensibilizar las comunidades eclesiales y la opinión pública acerca de las necesidades y problemas, así como de las potencialidades positivas, de las familias migrantes" y con el pensamiento dirigido "a cuánto están comprometidos directamente con el vasto fenómeno de la migración, y aquellos que emplean sus energías pastorales al servicio de la movilidad humana". (S.L) (Agencia Fides 15/11/2006 - Líneas: 59 palabras: 832)


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