VATICANO - El Papa Benedicto XVI continúa la catequesis sobre el apóstol Pablo: "Jesucristo es el ápice de la historia de la salvación y por tanto el verdadero punto discriminante en el diálogo con las demás religiones"

jueves, 9 noviembre 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El encuentro con Cristo camino de Damasco revolucionó literalmente la vida de Pablo. "Cristo se convirtió en su razón de ser y en el motivo profundo de todo su trabajo apostólico… Por tanto, es importante que nos demos cuenta de cómo Jesucristo puede influir en la vida de una persona y, por tanto, también en nuestra misma vida. En realidad, Jesucristo es el ápice de la historia de la salvación y por tanto el verdadero punto discriminante en el diálogo con las demás religiones". Con estas palabras ha introducido el Santo Padre Benedicto XVI su catequesis durante la audiencia general del miércoles 8 de noviembre, en la que ha continuado la presentación de los rasgos característicos del apóstol Pablo.
"En primer lugar Pablo nos ayuda a comprender el valor fundamental e insustituible de la fe" ha dicho el Santo Padre, que ha explicado: “’Ser justificados’ significa ser hechos justos, es decir, ser acogidos por la justicia misericordiosa de Dios, y entrar en comunión con Él, y por tanto poder establecer una relación mucho más auténtica con todos nuestros hermanos: y esto en virtud de un perdón total de nuestros pecados. Pues bien, Pablo dice con toda claridad que esta condición de vida no depende de nuestras posibles buenas obras, sino de la pura gracia de Dios". antes de su conversión, Pablo no estaba lejos de Dios y de su Ley. "Por el contrario, era un observante, con una observancia que rayaba en el fanatismo. Sin embargo, a la luz del encuentro con Cristo comprendió que con ello sólo se había buscado hacerse a sí mismo, su propia justicia, y que con toda esa justicia sólo había vivido para sí mismo. Comprendió que su vida necesitaba absolutamente una nueva orientación.… Pablo, por tanto, ya no vive para sí mismo, para su propia justicia. Vive de Cristo y con Cristo: dándose a sí mismo; ya no se busca ni se hace a sí mismo. Esta es la nueva justicia, la nueva orientación que nos ha dado el Señor, que nos da la fe”.
El Santo Padre ha puesto después en evidencia un segundo componente que define la identidad cristiana descrita por San Pablo en la propia vida. "Identidad cristiana que se compone precisamente de dos elementos: no buscarse a sí mismo, sino revestirse de Cristo y entregarse con Cristo, y de este modo participar personalmente en la vida del mismo Cristo hasta sumergirse en Él y compartir tanto su muerte como su vida… La fe, de hecho, si bien nos une íntimamente a Cristo, subraya la distinción entre nosotros y Él. Pero, según Pablo, la vida del cristiano tiene también un elemento que podríamos llamar «místico», pues comporta ensimismarnos en Cristo y Cristo en nosotros".
Siguiendo el ejemplo de Pablo, "la fe debe mantenernos en una actitud constante de humildad ante Dios, es más, de adoración y de alabanza en relación con Él. De hecho, lo que somos como cristianos sólo se lo debemos a Él y a su gracia..... Por otra parte, nuestra radical pertenencia a Cristo y el hecho de que «estamos en Él» tiene que infundirnos una actitud de total confianza y de inmensa alegría … Nuestra vida cristiana, por tanto, se basa en la roca más estable y segura que puede imaginarse. De ella sacamos toda nuestra energía". El Papa Benedicto XVI ha concluido su catequesis con la exhortación a afrontar "nuestra existencia, con sus alegrías y sus dolores, apoyados por estos grandes sentimientos que Pablo nos ofrece". (S.L) (Agencia Fides 9/11/2006, Líneas: 41 Palabras: 622)


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