VATICANO - Las oraciones del cristiano en todas las lenguas: italiano - Las raíces cristianas de los Pueblos de Europa

miércoles, 8 noviembre 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Jesucristo muere en la Cruz el viernes 7 abril del año 30 de nuestra era. Cincuenta días más tarde, con la venida del Espíritu Santo, comienza la evangelización, el anuncio de la Buena Nueva. Después del martirio de San Sebastián, en el año 34, la comunidad se dispersa, y ve la salida de los Apóstoles de Jerusalén: el Cristianismo se difunde entonces rápidamente por todo el Imperio Romano, dónde se encuentran las comunidades hebreas.
La Iglesia de Antioquía, capital de la Siria romana, es fundada alrededor del año 37. San Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, nos enseña que "en Antioquía por primera vez los discípulos fueron llamados Cristianos" (Hch 11, 26).
El Cristianismo también llegó a Roma. Como se estableció no se sabe. Pero los Hechos de los Apóstoles cuentan el episodio siguiente, sobre la fundación de la Iglesia de Corinto por obra del apóstol Pablo: "Pablo dejó Atenas y se marchó a Corinto. Se encontró con un judío llamado Áquila, natural del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer Priscila, por haber decretado Claudio que todos los Judíos saliesen de Roma" (Hch. 18, 1).
Tal medida, conocida por Suetonio podría remontarse al 49, y se tomó como consecuencia de los problemas que se dieron en la comunidad judía de Roma a propósito de cierto "Chrestus."
En otoño del 60 Pablo es llevado a Roma, según su petición, para ser juzgado por el Cesar, (Hechos 25, 11-12). Del 61 al 63 estará en Roma, bajo estrecha vigilancia militar. El viaje hacia Roma fue muy movido, con tempestades y naufragios, (Hch 27). Después de una estancia en Malta, (Hch 28), Paolo llega al sur de la Península, a Siracusa, Pozzuoli, en el Golfo de Nápoles y por fin a Roma, (Hch 28): "Aquí encontramos a algunos hermanos, que nos invitaron a quedarnos con ellos una semana. Partimos después hacia Roma. Los hermanos de allá, habiendo tenido noticias de nosotros, vinieron a nuestro encuentro hasta el Foro de Appio y las Tres Tabernas. Pablo, al verlos, dio gracias a Dios y cobró ánimo. Llegados a Roma, le fue concedido a Pablo habitar por su cuenta con un soldado de guardia". Pablo fue liberado en el 63, y quizás hizo entonces un viaje a España.
El Martirio de San Pedro y San Pablo
La Iglesia de Antioquía reivindica a Pedro como su primer Obispo. Y lo mismo la de Roma. La estancia de Pedro en esta ciudad está testimoniado por la primera epístola de Pedro: "Os saluda la que está en Babilonia, elegida como vosotros; así como a mi hijo Marco" (1Pe. 5, 13) que designa a Roma de modo negativo en cuanto ciudad corrompida y entregada a los ídolos, imagen familiar a los lectores de la Biblia. Muchos textos antiguos hacen alusión a su martirio, al igual que al de Pablo, que ocurrió durante las persecuciones ordenadas por Nerón. El más antiguo, la Primera epístola de Clemente de Roma, fechada en el 96, no cita explícitamente un lugar, aunque hay muchas razones para pensar que se trate de Roma. Aún más explícitas son, una veintena de años más tarde, una carta de Ignacio de Antioquía a los cristianos de Roma y un pasaje, de finales del II siglo, citado por Eusebio de Cesárea: a cierto Proclus, que se jactaba de que su patria poseía la tumba del apóstol Felipe, el Romano Gaio le responde: "Pero yo te puedo mostrar los trofeos de los Santos Apóstoles. En efecto, si quieres acercarte al Vaticano o a la Via Ostiense, encontrarás los trofeos de aquellos que han fundado esta Iglesia". Según un apócrifo, los Hechos de Pietro, éste habría sido crucificado cabeza abajo.
Su martirio es el cumplimiento de lo que Cristo predijo y que San Juan cuenta en su Evangelio (21, 17-19): "En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven tú mismo te ceñías e ibas donde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tu no quieras” - Este lo dijo para indicar la clase de muerte con la que habría glorificado a Dios."
En los Hechos de los Apóstoles, San Lucas reconduce la estancia romana de Pablo y el anuncio del Evangelio primero a los Judíos. Pedro vino a Roma cuando fue liberado Pablo; Allí Pablo volvió después del último periplo misionero, después de la matanza de Nerón, en la que murió San Pedro crucificado. Al llegar a Roma alrededor del 67, Pablo encontró una comunidad cristiana diezmada y humillada. Él fue denunciado y detenido inmediatamente. Pablo fue condenado a cortarle la cabeza, suplicio reservado a los ciudadanos romanos. Según el testimonio de Eusebio, su martirio tuvo lugar el décimo cuarto año del reino de Nerón, entre julio del 67 y junio del 68. La tradición, adoptada por San Gregorio, reconduce que su cabeza, rebotando tres veces, hizo surgir tres fuentes, las actuales "Tre Fontane". (J.M) (Agencia Fides 8/11/2006, Líneas:56 Palabras: 842)


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