VATICANO - El Papa en el ángelus del 1° de noviembre invita a reavivar "el gozoso sentimiento de la comunión de los santos y dejémonos atraer por ellos hacia la meta de nuestra existencia: el encuentro, cara a cara, con Dios "

viernes, 3 noviembre 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La solemnidad de Todos los Santos y la Conmemoración de los fieles difuntos han ofrecido al Santo Padre Benedicto XVI la ocasión de presentar algunos puntos de meditación sobre el tema de la vida eterna antes de rezar el ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro el miércoles 1° de noviembre. "En nuestro tiempo, más que en el pasado, vivimos tan absortos por las cosas terrenales, que en ocasiones es difícil pensar en Dios como protagonista de la historia y de nuestra misma vida. - ha dicho el Papa -. Sin embargo, la existencia humana, por su naturaleza, está orientada hacia algo más grande, que le trasciende; en el ser humano no se puede suprimir el anhelo por la justicia, la verdad, la felicidad plena. Ante el enigma de la muerte, muchos sienten el deseo y la esperanza de volver a encontrar en el más allá a sus seres queridos. Y es fuerte también la convicción de un juicio final que restablezca la justicia, la espera de un esclarecimiento definitivo en el que a cada quien se le dé lo que le corresponde".
Para los cristianos el término "vida eterna" significa "una nueva calidad de la existencia, sumergida plenamente en el amor de Dios, que libera del mal y de la muerte y nos pone en comunión sin fin con todos los hermanos y hermanas que participan en el mismo Amor. La eternidad, por tanto, puede estar ya presente en el centro de la vida terrena y temporal, cuando el alma, mediante la gracia, se une a Dios, su fundamento último". Todos los cristianos, llamados a la santidad, viven fuertemente anclados en esta "Roca" que es Dios, "tienen los pies en la tierra pero el corazón en el Cielo, morada definitiva de los amigos de Dios."
El Santo Padre ha invitado después a meditar sobre estas realidades: "Renovemos el gozoso sentimiento de la comunión de los santos y dejémonos atraer por ellos hacia la meta de nuestra existencia: el encuentro, cara a cara, con Dios. Recemos para que ésta sea la herencia de todos los fieles difuntos, no sólo de nuestros seres queridos, sino también de todas las almas, especialmente de las más olvidadas y necesitadas de la misericordia divina".
Después de la oración mariana, el Papa ha dirigido como de costumbre saludos breves a los peregrinos presentes en diversas lenguas. En particular ha saludado a los promotores de la iniciativa de la "Antorcha del Diálogo” tras las huellas de San Agustín. Partida de la antigua Tagaste, en Argelia, la Antorcha ha pasado por Hipona, que fue Sede episcopal de Agustín, Túnez y Malta; ha llegado a Ostia, dónde murió su madre Santa Mónica, y después a Roma, y partirá para Pavía, dónde se encuentra la tumba del Santo. "Con gusto bendigo esta iniciativa de la Orden Agustina y esta Antorcha, símbolo de fe y paz". (S.L) (Agencia Fides 3/11/2006 - Líneas: 34 palabras: 527)


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