ASIA/JAPÓN - La Iglesia japonesa y la misión ad gentes: dos sacerdotes japoneses misioneros en Argentina usan el Rosario y la Santa Misa como antídoto a la droga y a la criminalidad

sábado, 21 octubre 2006

Tokyo (Agenzia Fides) - La Iglesia japonesa se abre a la misión ad gentes, donando misioneros a otros continentes. El sacerdote Verbita p. Yasuharu Kitajima y el p. Amansu Raka se encuentran hoy en la Argentina, en la provincia de Misiones, en un área conocida por sus graves problemas sociales de criminalidad y droga.
Los misioneros recuerdan que el párroco que les ha precedido en la ciudad de Puerto Esperanza (50 Km. al sur de las cascadas del Iguazú), había sido amenazado por haber denunciado abiertamente a la mafia y al crimen organizado. La ciudad tiene una población de 20 mil personas de las cuales la mitad católicas. “Apenas hemos llegado aquí —explica p. Kiajima— hemos puesto en acción un plan misionero. En vez de criticar el crimen organizado y la droga hay que combatir con la acción, nos dijimos. Nuestras ‘armas’ son el Rosario, la bendición y la Santa Misa”.
Así los dos sacerdotes han invitado a la población a rezar el Rosario cada día a las 5,30 de la mañana. Y una vez a la semana celebran la Eucaristía en las distintas capillas de la parroquia. Además han comenzado un programa de estudios para chicos y de asistencia sanitaria en diversos pueblos ganándose el favor y la gratitud de la población local. “Así la gente a comenzado a pensar que no todo debía depender de la mafia sino que, con la pequeña ayuda de todos, se puede actuar por el bien común” nota el misionero.
La oración ha involucrado poco a poco un número creciente de personas. Hace poco una radio local ha iniciado a trasmitir el Rosario matutino, permitiendo también a los ancianos y a los enfermos de recitarlo en comunión de oración con toda la comunidad. Día a día la parroquia se revitaliza. “Hoy, aún considerando que la parroquia se encuentra en el contexto más difícil de la diócesis de Iguazú, esta llena de gente y es considerada un ejemplo para todo el territorio diocesano. El obispo nos preguntó ‘¿Cómo ha sido posible?’ y respondimos: con el Rosario y la Santa Misa”.
En la actualidad hay fieles que a mitad de la noche se acercan a pedir el Sacramento de la Reconciliación, encontrando siempre acogida y una palabra de aliento. Por la iglesia pasan toxico dependientes y hombres armados. Los dos sacerdotes les piden dejar las armas a cambio de oraciones y de bendiciones. (Agencia Fides 21/10/06).


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