ASIA/THAILANDIA - Congreso Misionero Asiático - Misión es proclamar la historia de Jesús en Asía, y los cristianos tienen que tener el valor para contárselo a los demás

viernes, 20 octubre 2006

Chiang Mai (Agencia Fides) - El Asía narra la historia de Jesús. En la impactante y animada reflexión/testimonio que Su Exc. Mons. Luis Antonio Tagle, Obispo de Imus (Filipinas), presentó a los delegados del Congreso Misionario Asiático, el acento fue puesto sobre la dimensión narrativa del hombre. En la experiencia misma del Pastor, narrada con un estilo desenvuelto y brillante, resulta claro que la fe es adhesión a un evento creíble y significativo para la vida de quien cree. Pero la historia narrada es creíble no a partir de la habilidad del narrador ni del final feliz del relato mismo: la historia resulta creíble y verdadera sólo si el que narra es también testigo de la misma.
Por éste motivo también los trabajos de grupo en los que han participado los delegados presentes en el convenio han estados centrados en el compartir la propia historia personal. Por lo tanto no tratados de teología, no reflexiones abstractas sobre métodos pastorales sino más bien la experiencia de fe vivida y compartida. Ésta narración de la historia de Jesús vincula tanto al narrador como al oyente. Narrándose, el narrador toma conciencia del actuar de Dios en su existencia; quién escucha, a su vez, no puede quedar indiferente ante el mensaje que le ha sido encomendado. De consecuencia la misión consiste en el decir la historia de Jesús en Asía, una historia de la cual los cristianos son testigos en base al relato que el Espíritu Santo hace vivo en el corazón de los creyentes. Una historia que, como afirma Mons. Tagle con ímpetu, los cristianos tienen que tener la valentía de relatar a otros.
El tema de la inculturación es esencial a los fines de la narración; la historia de Jesús en Asía no es una historia lejana de la cultura del pueblo a la que esta dirigida. La narración de la Iglesia no puede, por lo tanto, prescindir de la relación con los pobres, con las culturas milenarias y con las otras tradiciones religiosas. Mons. Tagle concluyo su intervención invitando a los cristianos asiáticos a no cristalizar la fe como un objeto de museo que se expone en una vitrina para que lo vean unos pocos privilegiados.
La Iglesia tiene que ponerse a la escucha del hombre para tener después la capacidad para relatar la historia de Jesús a cada hombre con respeto y atención, pero sin ningún temor. El no anunciar a Jesús es el fracaso de una responsabilidad: la naturaleza misma de la Iglesia, su deber y su aporte consisten precisamente en el narrar la historia de Jesús sobre todo viviéndola desde el interior; no cumplir con esta tarea significa no sólo traicionar los fundamentos de la propia existencia sino también renunciar a dar el propio y decisivo aporte a la humanidad entera. (M.R.) (Agencia Fides 20/10/2006)


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