ASIA/SRI LANKA - Misioneros entre las bombas, la violencia, la pobreza, portadores de un mensaje de paz y solidaridad

miércoles, 18 octubre 2006

Galle (Agencia Fides) - Son misioneros que testimonian el Evangelio con valentía, en medio de la miseria y la violencia, llevando siempre un mensaje de reconciliación y solidaridad. Los Oblatos de María Inmaculada (OMI) han iniciado su servicio en la zona de Galle (Sri Lanka meridional) por pedido del Obispo local, inmediatamente después del desastre del tsunami en diciembre de 2004. Ya comprometidos buscando restituir a las comunidades afectadas por el maremoto una vida normal, hoy ven la violencia de la guerra llegar “a las puertas de casa”: dos personas han muerto y diez quedaron heridas en un ataque suicida ocurrido en el puerto de Galle. Según la reconstrucción ofrecida por la policía, los rebeldes Tamil, entraron en el puerto a bordo de cinco barcas e hicieron explotar tres de ellas.
El conflicto civil de Sri Lanka parece haber entrado en una fase de recrudecimiento: el 16 de octubre más de 100 militares de Sri Lanka perdieron la vida y 150 quedaron heridos en un atentado de los tigres Tamil contra un convoy militar en los alrededores de Habarana, en el que ha sido definido el más grave atentado suicida llevado a cab en veinte años de guerra. La reacción del ejército regular no se hizo esperar: aéreos de la aviación singalés bombardearon una base de los rebeldes Tamil en el Norte del país, destruyéndola completamente.
La sitaución se ha agravado, como explican a la Agencia Fides fuentes de la Iglesia local, y muchos temen que la violencia en alta intensidad haga imposible retomar los negociados entre las partes, ya fijados para el 28-29 de octubre en Ginebra.
Los Misioneros Oblatos de María Inmaculada han asumido en la diócesis de Galle la responsabilidad de la parroquia de Nuestra Señora del Dolor, en Habantota, en el extremo Sur. La parroquia se encarga pastoralmente de más de 83 mil familias y comprende también seis estaciones misioneras. Como explica el P. Angelo Wijewickrema, que guía la parroquia, la obra de reconstrucción post-tsunami y el esfuerzo de dar de nuevo confianza a la gente del lugar es ya muy difícil; la guerra civil, luego, podría arruinarlo del todo. Los misioneros, preocupados por la crisis que está lacerando el país, piden la ayuda internacional al proceso de paz y las oraciones de todos los fieles del mundo.
Los OMI son la congregación misionaria más grande en el país, con más de 300 miembros en dos provincias: Colombo, en el Sur de la isla, y Jaffna, en el Norte. Hoy tratan de desarrollar un trabajo por la paz, actuando a nivel cultural y comprometiéndose por las víctimas de la guerra. (Agencia Fides 18/10/2006)


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