VATICANO - El Papa a los Obispos de Zambia en visita Ad Limina: “Mientras lucháis para preparar a vuestro pueblo en una vida de auténtica santidad, aseguraos de instruirlo en el valor y en la práctica de la oración, en particular de la oración litúrgica…”

lunes, 16 octubre 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Os aliento a exhortar a vuestro pueblo a dedicarse a la oración y a la santidad, descubriendo el tesoro de una vida basada en la fe en Cristo. ¡Que los miembros de vuestro pueblo inviten a todos aquellos que encuentren a compartir tal tesoro!” Es la exhortación que el Santo Padre Benedicto XVI ha dirigido a los Obispos de Zambia, recibidos en visita Ad Limina el viernes 13 de octubre.
“En el Bautismo Cristo rescata al creyente del dominio del pecado, liberándolo, por lo tanto, de una existencia llena de miedo y superstición e invitándolo a una nueva vida” destacó el Papa, aconsejando a los Obispos: “Mientras lucháis para preparar a vuestro pueblo en una vida de auténtica santidad, aseguraos de instruirlo en el valor y en la práctica de la oración, en particular de la oración litúrgica, en la cual, en modo sublime, la Iglesia está unida a Cristo, el Sumo Sacerdote, en su eterna intercesión por la salvación del mundo… Enseñad siempre a vuestro pueblo el valor de la intercesión de los santos, que son los grandes amigos de Jesús y, en particular, la intercesión especial de María, su Madre, que está siempre atenta a nuestras necesidades”.
Luego el Papa se dirigió a los “Hermanos Obispos” recordando que el Señor los ha escogido para custodiar y guiar al rebaño por el camino que lleva a la santidad: “hacedlo con sabiduría, firme determinación y afecto paterno”. En particular en las relaciones con los sacerdotes “que, a veces, pueden desviados por las numerosas tentaciones de la sociedad contemporánea”, el Santo Padre ha exhortado a los Obispos a “comunicar su alegría de servir al Señor con un adecuado desprendimiento de las cosas del mundo. Decid a ellos que están cerca del corazón del Papa y presentes en sus oraciones cotidianas”.
En particular el Papa Benedicto XVI se detuvo en la Santidad, “un don divino, que se manifiesta en el amor de Dios y en el amor del prójimo”, para alentar a los Obispos a mostrar al pueblo “el hermoso rostro de Cristo viviendo una vida de amor auténtico. Mostrad la compasión de Cristo en particular por los pobres, los refugiados, los enfermos y todos aquellos que sufren. Al mismo tiempo, en vuestras enseñanzas continuad proclamando la necesidad de la honestidad, del afecto familiar, de la disciplina y de la fidelidad, que tienen un impacto decisivo en la salud y la estabilidad de la sociedad”.
Concluyendo su discurso, el Papa recordó las palabras con las que el evangelista Mateo expresa el mandato misionero eclesial: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 18-20). “Este pasaje -comentó el Papa Benedicto XVI- es fuente de gran esperanza para todos aquellos que dedican las propias energías al ministerio apostólico. Estas palabras nos recuerdan la presencia activa y constante del Cristo vivo en su Santa Iglesia católica. Invito a vosotros y a cuantos cooperan con vuestro ministerio a meditar sobre tales palabras y renovar la confianza en el Señor.” (S.L.) (Agencia Fides 16/10/2006)


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