VATICANO - Papa Benedicto XVI: “Jesús también nos invita, como a estos Santos, a seguirlo para tener en herencia la vida eterna. Su ejemplar testimonio ilumine y aliente especialmente a los jóvenes, para que se dejen conquistar por Cristo, por su mirada llena de amor”

lunes, 16 octubre 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Cuatro nuevos Santos son hoy propuestos a la veneración de la Iglesia universal: Rafael Guízar y Valencia, Filippo Smaldone, Rosa Venerini y Théodore Guérin. Sus nombres serán recordados por siempre” dijo el Santo Padre en la homilía de la Misa celebrada en el sagrato de la Basílica Vaticana el domingo 15 de octubre, durante la que han sido canonizados cuatro Beatos. “El Santo es justamente aquel hombre, aquella mujer que, respondiendo con alegría y generosidad a la llamada de Cristo, deja todo para seguirlo. Como Pedro y los otros Apóstoles, como santa Teresa de Jesús que hoy recordamos, y otros innumerables amigos de Dios, también los nuevos Santos han recorrido este exigente, pero realizador itinerario evangélico y ya han recibido ‘el céntuplo’ en la vida terrena junto con las pruebas y persecuciones, y después la vida eterna.”
En la homilía el Papa ha citado el pasaje del Evangelio proclamado, la pregunta del joven rico que quiere seguir a Jesús, y el tema de la liturgia de la Palabra del domingo: “Si el hombre pone su seguridad en las riquezas de este mundo, no alcanza el sentido pleno de la vida y la verdadera felicidad; si en cambio, confiando en la palabra de Dios, renuncia así mismo y a sus bienes por el Reino de los cielos, aparentemente pierde mucho, en realidad gana todo”. A pesar que el joven rico “ha sido alcanzado por la mirada llena de amor de Jesús, su corazón no ha conseguido separarse de los muchos bienes que poseía” prosiguió el Pontífice, que incluso explicó como Jesús no dice que las riquezas son malas, “sino que alejan de Dios si no son, por así decir, ‘invertidas’ por el Reino de los cielos, es decir gastadas para salir al socorro de quien está en la pobreza. Comprender esto es fruto de aquella sabiduría de la que habla la primera Lectura”. Una sabiduría que no tiene solamente la dimensión intelectual, sino que es “la Sabiduría del corazón”, “un don que viene de lo alto, de Dios, y se obtiene con la oración… Jesús afirma en el Evangelio que para ‘entrar en la vida’ es necesario observar los mandamientos. Es necesario, ¡pero no suficiente!... Para alcanzar la salvación es necesario por lo tanto abrirse en la fe a la gracia de Cristo, el cual, sin embargo, a todo aquel que se le dirige le da una condición exigente: ‘Ve y sígueme’. Los santos han tenido la humildad y el valor de responderle “sí”, y han renunciado a todo para ser sus amigos. Así han hecho estos cuatro nuevos Santos, que hoy particularmente veneramos”.
San Rafael Guízar y Valencia, Obispo de Veracruz en México, es “un ejemplo de cuantos han dejado todo para seguir a Jesús” dijo el Papa. Fiel a la palabra divina, imitando a Cristo pobre, al punto que lo llamaban “el Obispo de los pobres”, fue un incansable predicador de las misiones populares y evangelizador de la gente a través de su “Catecismo de la doctrina cristiana”. Una de sus prioridades fue la formación de los seminaristas y la paternidad demostrada en relación a los sacerdotes. Su ejemplo, dijo Benedicto XVI, exhorte a los Obispos y a los sacerdotes “a considerar como fundamental en los programas pastorales, además del espíritu de pobreza y de la evangelización, el fomento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y su formación según el corazón de Cristo.”
San Filippo Smaldone, “sacerdote de gran corazón, nutrido de constante oración y de adoración eucarística, fue sobre todo testimonio y siervo de la caridad, que manifestaba en modo inminente en el servicio a los pobres, en particular a los sordomudos, a los cuales se dedicó con todo su ser”. Las Hermanas Salesianas de los Sagrados Corazones por él fundadas, continúan hoy su obra en Italia y en el mundo. “Tomemos de su ejemplo la invitación a considerara siempre indisoluble el amor por la Eucaristía y el amor por el prójimo. Es más, la verdadera capacidad de amar a los hermanos nos puede venir solamente del encuentro con el Señor en el sacramento de la Eucaristía”, dijo el Papa.
Otro ejemplo de fiel discípula de Cristo está constituido por Santa Rosa Venerini: “de su abandono en Dios, brotaba la clarividente actividad que desarrollaba con valor a favor de la elevación espiritual y la auténtica emancipación de las jóvenes mujeres de su tiempo” dijo además el Papa Benedicto XVI, destacando la actualidad e importancia del servicio de sus hijas espirituales “en el ámbito de la escuela y especialmente de la formación de la mujer”.
También Madre Theodore Guérin, joven francesa, respondió sin titubeos al llamado del Maestro divino y “se consagrado toda ella a la obra de la enseñanza en las escuelas”. Enviada a los Estados Unidos, con gran fe en la Divina Providencia, superó adversidades y desafíos perseverando en el trabajo al que el Señor la había llamado. En el momento de su muerte, las hermanas dirigían escuelas y orfanatos en todo el estado de Indiana. Papa Benedicto XVI definió a Madre Guerín “una bella figura espiritual y un modelo de vida cristiana”: encontró la fuerza y la audacia para llevar a término las misiones que la Iglesia le confiaba en la Eucaristía, en la oración y en una infinita confianza en la Divina Providencia.
El Santo Padre concluyó su homilía invitando a todos a dar gracias al Señor por el don de la santidad: “Jesús nos invita también a nosotros, como a estos Santos, a seguirlo para tener en herencia la vida eterna. Su ejemplar testimonio ilumine y aliente especialmente a los jóvenes, para que se dejen conquistar por Cristo, por su mirada llena de amor”.
Al final de la Santa Misa, antes de recitar el Ángelus, el Santo Padre Benedicto XVI dirigió un saludo en diversas lenguas, a los fieles presentes en plaza San Pedro para la canonización de los cuatro nuevos Santos, invitando a pedir la intercesión de la Virgen María “para que cada creyente responda con alegría y generoso compromiso al llamado que Dios le dirige a ser signo de su santidad”. (S.L.) (Agencia Fides 16/10/2006)


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