EUROPA/ITALIA - Se abre la causa de beatificación y canonización del misionero P. Mario Borzaga, OMI, asesinado en Laos en 1960 junto a un joven catequista

lunes, 2 octubre 2006

Trento (Agencia Fides) - el sábado 7 de octubre, fiesta de la Virgen del Rosario, se abre en Trento la fase diocesana del proceso de canonización del p. Mario Borzaga, misionero Oblato de Maria Inmaculada (OMI), y del catequista Thoj Xyooj Paolo, asesinados trágicamente en mayo de 1960 en Laos. El P. Mario tenía apenas 27 años y el catequista 19.
El P. Mario Borzaga murió en Laos en mayo de 1960. Nació en Trento en 1932, último de seis hijos. A los 20 años se unió a los Misioneros Oblatos de Maria Inmaculada y a finales de 1957 parte para la misión de Laos, junto al primero grupo de Oblatos italianos. En la misión de Paksane aprende la lengua, la cultura local y la vida misionera. A finales abril de 1960 parte con Xyong, un joven catequista de la etnia hmong, para realizar una visita en algunas aldeas. Sólo 40 años más tarde se tuvo noticia cierta de su matanza por mano de guerrilleros. Mario fue víctima de una situación de inestabilidad político-social que vivía Laos en ese período y que encontraba en el rechazo a los extranjeros una de sus expresiones más elocuentes. Otros misioneros murieron o recibieron amenazas en aquellos años.
En una entrevista concedida al P. Pasquale Castrilli, el Postulador de la causa de beatificación, P. Angelo Pelis, subraya así los rasgos esenciales de la ejemplaridad de Mario Borzaga: "Ante todo un creyente, que vive la profunda emoción de haber descubierto el más grande si de la historia: ¡el sí de Maria al proyecto de Dios! Es un poeta, es joven, pero sobre todo, es lo que quiere ser: "un hombre feliz, sacerdote, apóstol, misionero…y mártir". Alma abierta a la luz de Cristo, enamorado de su sacerdocio, de la Virgen Inmaculada y Virgen de los Dolores y de la misión. A la edad de 27 años es asesinado con su catequista Thoj Xyooj Paolo (de apenas 19 años). En su Diario encontramos tres palabras clave: santo, mártir, sangre”.
Entre los numerosos mensajes que nos transmite hoy este joven misionero mártir, el p. Pelis subraya uno en particular: "para hacerse santo no hay límite de edad; para hacerse santo no hace falta hacer cosas extraordinarias, aunque el martirio es una gracia del todo particular. El P. Mario no será santo sólo porque es mártir, más bien, ha merecido la corona del martirio porque correspondió a su vocación a la santidad. Nos anima a imitarlo. Él mismo lo escribió: "No basta amar a los santos, hay que imitarlos”. (S.L) (Agencia Fides 2/10/2006; Líneas: 30 Palabras: 445)


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