AFRICA/ANGOLA - Dimensión vocacional, papel de los consagrados y consagradas, peligros del sincretismo religioso en el centro de los trabajos del Sínodo de Luanda

viernes, 29 septiembre 2006

Luanda (Agencia Fides) - "Queremos hablar de la vocación en sentido amplio, de la vocación como llamada de Dios para trabajar en la evangelización y hablaremos de la fraternidad, viviendo como hermanos sin diferencias entre nosotros" dice Mons. Anastacio Kahango, Obispo auxiliar de Luanda (capital de Angola) presentando los trabajos de la sesión del Sínodo archidiocesano de Luanda, capital de Angola, que tuvo lugar a mediados de septiembre y ha durado tres días.
El P. Luis Kojimbi de la Comisión litúrgica de la Conferencia Episcopal de Angola y Sao Tomé (CEAST) ha recordado que la reflexión se ha centrado en 3 temáticas: la vida sacerdotal; la incardinación del trabajo del sacerdote en la vida comunitaria; el trabajo en la comunidad.
"Uno de los problemas que tendremos que afrontar es hacer que los sacerdotes no dependan totalmente de los otros para su propia sustento y al mismo tiempo, que esto no les lleve a una preocupación continua" explica el sacerdote. En el documento final del Sínodo se observa que "las vocaciones a la vida consagrada son débiles en las personas nacidas en Luanda, si bien las comunidades religiosas han registrado últimamente un nivel satisfactorio de vocaciones."
Sobre este punto el Sínodo ha examinado tres dimensiones vocacionales: laical, ministerial y de vida consagrada. "En el estudio de las diferentes vocaciones, hay elementos comunes y elementos específicos de cada una, que rodeamos de descubrir y completar" afirma el comunicado final del Sínodo. "En la Iglesia, toda vocación es de origen divino, pero se realiza dentro de la comunidad cristiana por medio de una forma de acompañamiento personal. Cada vocación en la Iglesia es complementaria, porque cada llamada está dirigida a realizar una forma de comunión."
El documento pone de relieve que los consagrados han asumido responsabilidades pastorales en casi todas las parroquias de la archidiócesis como secretarios de comisiones archidiocesanas y otros servicios. Las consagradas tienen un papel especial en la consolidación de la evangelización de la archidiócesis y en el servicio a las personas, especialmente a los más pobres y marginados de la sociedad". Para mejorar el trabajo, el Sínodo pone de relieve la necesidad "de reforzar el diálogo entre las Congregaciones y la archidiócesis."
En el Sínodo también ha emergido la preocupación por las formas de sincretismo religioso que debilitan el mensaje evangélico. "Los habitantes de la archidiócesis son intensamente religiosos y sienten con fuerza la necesidad del elemento espiritual. Pero unido a este elemento, surge la insostenible necesidad de satisfacer toda exigencia personal y familiar de modo inmediato y completo. Estamos preocupados por la presencia de cristianos mal formados y poco instruidos, que no se han convertido realmente al Evangelio y que continua ligados a costumbres y a prácticas tradicionales. Advertimos una fragilidad en la atención pastoral hacia las personas que están en la Iglesia católica pero al mismo tiempo buscan las sectas u otras formas de religiosidad paralela. Este fenómeno se llama sincretismo."
Un sincretismo que también puede asumir otras formas: el Sínodo en efecto, a la vez que ha animado la participación en el movimiento ecuménico, afirma que esto no debe nunca ocurrir "diluyendo nuestra fe”. (L.M) (Agencia Fides 29/9/2006 Líneas: 40 Palabras: 542)


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