VATICANO - El Papa Benedicto XVI recuerda en el ángelus el testimonio de tantos cristianos que "entregan su vida al servicio de los demás a causa del Señor Jesús, obrando concretamente como siervo del amor y, por lo tanto, como ‘artesanos de paz. A algunos se les pide algunas veces el supremo testimonio de la sangre, como ocurrió hace pocos días a la religiosa italiana Sor Leonella Sgorbati"

lunes, 25 septiembre 2006

Castel Gandolfo (Agencia Fides) - Jesús anuncia por segunda vez a los discípulos su pasión, muerte y resurrección y, ya que ellos no comprenden, le explica con paciencia "su lógica, la lógica del amor que se hace servicio hasta el don de si: 'Si uno quiere ser el primero que sea el último y el servidor de todos' (Mc 9,35) ". Sobre estos temas de las lecturas bíblicas de la liturgia dominical se ha centrado el Santo Padre Benedicto XVI antes de rezar la oración mariana del ángelus con los fieles reunidos en el patio interior del palacio apostólico de Castel Gandolfo.
En particular, el Papa ha subrayado como la enseñanza de Jesús está en la base de la "lógica del Cristianismo, que responde a la verdad del hombre creado a imagen de Dios, pero al mismo tiempo contrasta con su egoísmo, consecuencia del pecado original. Todo ser humano está atraído por el amor - que en los últimos tiempos es Dios mismo - pero a menudo se equivoca en los modos concretos de amar, y así de una tendencia en su origen positiva, contaminada sin embargo por el pecado, se pueden derivar intenciones y acciones malas”.
El Santo Padre ha recordado después que "el testimonio de tantos cristianos que, con humildad y en el silencio, entregan su vida al servicio de los demás a causa del Señor Jesús, obrando concretamente como siervo del amor y, por lo tanto, como ‘artesanos de paz. A algunos se les pide algunas veces el supremo testimonio de la sangre, como ocurrió hace pocos días a la religiosa italiana Sor Leonella Sgorbati, que murió víctima de la violencia. Esta religiosa, que desde hacía muchos años servía a los pobres y a los pequeños en Somalia, murió pronunciando la palabra ‘perdón’: he aquí el testimonio cristiano más auténtico, signo pacífico de contradicción que demuestra la victoria del amor sobre el odio y sobre el mal”.
Tras recordar que no hay duda de que seguir a Cristo puede ser difícil, pero, como Él dice, sólo el que pierde su propia vida por causa suya y del Evangelio la salvará, (cfr Mc 8,35)", el Santo Padre ha subrayado que "no hay otro camino para ser sus discípulos, no hay otro camino para testimoniar su amor y tender a la perfección evangélica", invocando por último a Maria para que nos ayude a abrir cada vez más nuestro corazón al amor de Dios, misterio de alegría y de santidad". (S.L) (Agencia Fides 25/9/2006 - Línea: Palabras:


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