VATICANO - En la audiencia general el Santo Padre Benedicto XVI recorre las etapas de su viaje a Baviera: no ha sido un simple 'retorno' al pasado, sino también una ocasión providencial para mirar el futuro con esperanza"

miércoles, 20 septiembre 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Con los fieles y peregrinos reunidos esta mañana en la Plaza de San Pedro para la audiencia general, el Santo Padre Benedicto XVI ha recorrido las etapas fundamentales de su reciente viaje apostólico a Baviera (Alemania), cuyo objetivo era " recordando a todos los que han contribuido a formar mi personalidad, en reafirmar y confirmar, como sucesor del apóstol Pedro, los lazos cercanos que unen a la Sede de Roma con la Iglesia en Alemania. Por tanto, el viaje no fue un simple «regreso» al pasado, sino también una oportunidad providencial para mirar con esperanza al futuro. «Quien cree nunca está sólo»: el lema de la visita quería ser una invitación a reflexionar sobre la pertenencia de todo bautizado a la única Iglesia de Cristo, dentro de la cual uno nunca está solo, sino en constante comunión con Dios y con todos los hermanos”.
La primera etapa fue la ciudad de Munich, en cuyo casco antiguo se encuentra la Marienplatz, la plaza de Maria, dónde surge el "Mariensäule", la Columna de la Virgen: "en esa plaza y ante esa imagen mariana, hace unos treinta años fui acogido como arzobispo y comencé mi misión episcopal con una oración a María- ha recordado el Papa -; allí regresé al final de mi mandato, antes de salir para Roma. Esta vez quise ponerme una vez más a los pies de la «Mariensäule» para implorar la intercesión y la bendición de la Madre de Dios, no sólo para la ciudad de Munich y para Baviera, sino para toda la Iglesia y para el mundo entero". Al día siguiente, durante la celebración de la eucaristía en la explanada del "Neue Mies" (Nueva Feria) de Munich, el Santo Padre ha afirmado que existe una " una ‘sordera’ hacia Dios de la que se sufre especialmente hoy. "Es nuestra tarea como cristianos en un mundo secularizado, proclamar y testimoniar a todos el mensaje de esperanza que nos ofrece la fe" ha afirmado el Papa. Por la tarde, durante las Vísperas participaron los niños de la primera comunión con sus familias, catequistas y los demás trabajadores pastorales, ha dicho Papa Benedicto XVI: "Dios no está lejos de nosotros, en algún lugar inalcanzable del universo; por el contrario, en Jesús, Él se acercó para establecer con cada uno una relación de amistad".
La jornada del lunes 11 de septiembre, ha estado en gran parte dedicada a Altötting, dónde se custodia la "Virgen negra": "Con los numerosos fieles presentes en la santa misa, celebrada en la plaza contigua al santuario, reflexionamos juntos sobre el papel de María en la obra de la salvación para aprender de ella la bondad servicial, la humildad y la generosa aceptación de la voluntad divina" ha recordado el Papa. Al día siguiente, martes 12 de septiembre, en Regensburg, el Santo Padre celebró por la mañana la Santa Misa en el Islinger Feld, "en la que, retomando el tema de la visita pastoral, «Quien cree nunca está solo», reflexionamos sobre el contenido del Símbolo de la fe"; por la tarde, en la Catedral de Regensburg, se tuvo la celebración ecuménica de las Vísperas: "Fue una ocasión providencial para rezar juntos para que se apresure la plena unidad entre todos los discípulos de Cristo y para confirmar el deber de proclamar nuestra fe en Jesucristo sin atenuantes, sino de manera total y clara, y sobre todo nuestro comportamiento de amor sincero”.
"Una experiencia particularmente bella fue para mí en aquel día pronunciar una conferencia ante un gran auditorio de profesores y de estudiantes en la Universidad de Ratisbona, en la que durante muchos años fui profesor - ha continuado el Santo Padre Benedicto XVI -… Como tema elegí la cuestión de la relación entre fe y razón. Para introducir al auditorio en el carácter dramático y actual del argumento, cité unas palabras de un diálogo cristiano-islámico del siglo XIV, en el que el interlocutor cristiano, el emperador bizantino Manuel II Paleólogo, de forma incomprensiblemente brusca para nosotros, presentaba al interlocutor islámico el problema de la relación entre religión y violencia. Por desgracia esta cita ha podido dar pie a un malentendido. Para el lector atento a mi texto queda claro que no quería en ningún momento hacer mías las palabras negativas pronunciadas por el emperador medieval en este diálogo y que su contenido polémico no expresa mi convicción personal. Mi intención era muy diferente: basándome en lo que Manuel II afirma después de forma muy positiva, con palabras muy hermosas, acerca de la racionalidad en la transmisión de la fe, quería explicar que la religión no va unida a la violencia, sino a la razón. El tema de mi conferencia - respondiendo a la misión de la Universidad - fue por lo tanto la relación entre fe y razón: quería invitar al diálogo de la fe cristiana con el mundo moderno y al diálogo de todas las culturas y religiones. Espero que en diferentes ocasiones de mi visita, como por ejemplo en Munich, donde subrayé la importancia de respetar lo que otros consideran sagrado, haya dejado claro mi respeto profundo por las grandes religiones y en particular por los musulmanes, que «adoran a un único Dios» y junto a los cuales estamos comprometidos en «la defensa y promoción de la justicia social, los valores morales, la paz y la libertad» (Nostra Aetate 3)
Por lo tanto, confío en que, tras las reacciones del primer momento, mis palabras en la Universidad de Ratisbona representen un impulso y un aliento a un diálogo positivo, incluso autocrítico, tanto entre las religiones, como entre la razón moderna y la fe de los cristianos”.
La última etapa del viaje, jueves 14 de septiembre, en la Catedral de la ciudad de Freising, se tuvo el encuentro con los sacerdotes y los diáconos permanentes. "Al revivir las emociones de mi ordenación sacerdotal, recordé a los presentes el deber de colaborar con el Señor para suscitar nuevas vocaciones que se pongan al servicio de la «mies», que hoy también es «mucha», y les exhorté a cultivar la vida interior como prioridad pastoral para no perder el contacto con Cristo, fuente de alegría en el cansancio cotidiano del ministerio”.

Por último, en la ceremonia de despedida, "agradeciendo una vez más a cuantos han colaborado en la realización de la visita, confirmé nuevamente su finalidad principal: volver a proponer a mis compatriotas las eternas verdades del Evangelio y confirmar a los creyentes en la adhesión a Cristo, Hijo de Dios encarnado, muerto y resucitado por nosotros". (S.L) (Agencia Fides 20/9/2006, Líneas: 73 palabras: 1.123)


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