AMERICA/COSTA RICA - “Es responsabilidad de la Iglesia preocuparse para que todos los niños y niñas gocen de las condiciones que favorezcan su pleno desarrollo físico, psicológico y espiritual”

lunes, 18 septiembre 2006

San José (Agencia Fides) - Mons. Ángel San Casimiro Fernández, Obispo de Ciudad Quesada y Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social-Caritas, de la Conferencia Episcopal Costarriqueña, acaba de lanzar una ‘Carta Pastoral sobre los Derechos de los Niños, las niñas y las personas adolescentes’ firmada el 9 de septiembre. El título de la Carta es “Dejad que los niños vengan a Mí... (Mt. 19,14)”
“Como Obispo responsable de responsable de la Pastoral Social de Costa Rica, después de ver y oír los clamores, las angustias y tristezas de nuestras comunidades familiares, y preferencialmente de nuestros niños y niñas, apoyado en la esperanza renovadora del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia, quiero dirigir la presente Carta Pastoral a todos los católicos, a las personas de buena voluntad y a toda la sociedad de nuestro país, con el fin de compartir con todas y todos, estas sencillas apreciaciones, desde la perspectiva de la fe y sin pretender tener las soluciones a tan variadas y difíciles realidades”, afirma Mons. Ángel San Casimiro en la introducción de la Carta. Considera además que es “responsabilidad de la Iglesia preocuparse para que todos los niños y niñas gocen de las condiciones que favorezcan su pleno desarrollo físico, psicológico y espiritual”.
En la Carta el Obispo responsable de la Comisión Episcopal de Pastoral Social ofrece abundantes datos sobre los numerosos problemas que afectan a la infancia en Costa Rica y que constituyen asignaturas pendientes en el país, como son la pobreza y el trabajo infantil, la globalización del delito y otros problema sociales, la salud y educación, violencia y abuso sexual. Si bien son problemas que se encuentran en todos los ámbitos de la población, afectan especialmente a tres sectores de entre los más desfavorecidos como son: la población indígena, la población afrodescendiente y la población migrante.
“Muchas de las situaciones que enfrentan los niños, niñas y adolescentes, hoy, en nuestro país, son un flagelo social, más aún un pecado social, cuya superación exige un esfuerzo también colectivo al abrigo de una ética para el desarrollo fundamentada en la solidaridad, la paz social y la justicia”. Y en ello tiene un gran papel la Iglesia pues si bien “no es experta en economía y finanzas, sí lo es en humanidad”.
Por ello el Obispo pide en su Carta Pastoral una acción clara de todos los actores de la sociedad para que “las personas menores de edad puedan disfrutar de su derecho a la salud plena, entendida ésta como equilibrio físico-psíquico y espiritual del ser humano”. Así mismo reafirma la importancia de “darle a la educación el lugar que le corresponde ... de tal forma que se garantice a los niños una educación integral de calidad que contribuya a su desarrollo pleno y, por ende, al desarrollo integral de la sociedad”. Se pide también acciones que lleven a “modificar la creciente cultura de la violencia y crear o fortalecer redes permanentes de protección social integral”. Exhorta además a los laicos, “para que promuevan leyes que velen por la familia y el respeto y el cumplimiento de los derechos de los niños, niñas y adolescentes”. No deja de exhortar también a los medios de comunicación “para que dediquen amplios espacios de difusión de los derechos de
la niñez y la adolescencia, así como también para sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de promover y defender estos derechos”.
“¡Creemos las condiciones para que los pequeños puedan recibir como herencia de nuestra generación un mundo más unido y solidario!” concluye la Carta Pastoral. (RG)


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