VATICANO - El Papa Benedetto XVI en el ángelus: "de signo de maldición, la Cruz se ha transformado en signo de bendición, de símbolo de muerte en símbolo por excelencia del amor que vence el odio y la violencia y engendra la vida inmortal"

lunes, 18 septiembre 2006

Castel Gandolfo (Agencia Fides) - El viaje apostólico en Baviera “ha sido una intensa experiencia espiritual en la que se han entrecruzado recuerdos personales, ligados a lugares que para mí son sumamente familiares, y perspectivas pastorales para un eficaz anuncio del Evangelio en nuestro tiempo": el Santo Padre Benedicto XVI ha iniciado con estas palabras su discurso antes del rezo del ángelus, bajo una fuerte lluvia, con los peregrinos y fieles reunidos el domingo 17 de septiembre en el patio del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo. El Santo Padre ha agradecido a Dios por todo lo que le ha concedido vivir en estos días pasados en Baviera y también a todos los que han trabajado por el éxito de la visita pastoral, prometiendo que hablará con mayor amplitud de ello durante la audiencia general del próximo miércoles.
"En este momento - ha continuado el Papa Benedicto XVI - sólo deseo añadir que me siento muy apenado por las reacciones suscitadas por un breve pasaje de mi discurso en la Universidad de Ratisbona, considerado ofensivo para la sensibilidad de los creyentes musulmanes, mientras que en realidad se trataba de una cita de un texto medieval, que no expresa de ninguna manera mi pensamiento personal. Por este motivo, ayer el señor cardenal secretario de Estado hizo pública una declaración en la que explicaba el auténtico significado de mis palabras. Espero que esto sirva para calmar los ánimos y para aclarar el verdadero significado de mi discurso, que en su totalidad era una invitación al diálogo franco y sincero, con gran respeto recíproco".
Antes de la oración mariana, el Papa se ha detenido a reflexionar sobre "dos recientes e importantes solemnidades litúrgicas: la Fiesta de la exaltación de la Santa Cruz, celebrada el 14 de septiembre y la memoria de la Virgen María Dolorosa, celebrada el día después. Estas dos celebraciones litúrgicas pueden resumir de una manera visual en la tradicional imagen de la Crucifixión, que representa a la Virgen María a los pies de la Cruz". El Santo Padre ha subrayado el sentido que los cristianos dan a la exaltación de la Cruz: "Cristo, en la Cruz, derramó toda su sangre para liberar a la humanidad de la esclavitud del pecado y de la muerte. Por este motivo, la Cruz se transformó de signo de maldición en signo de bendición, de símbolo de muerte en símbolo por excelencia del Amor que es capaz de vencer al odio y a la violencia y que genera la vida inmortal..... La Virgen en el Calvario participa en la potencia salvífica del dolor de Cristo, uniendo su «fiat» con el del Hijo”.
Por último, el Papa ha exhortado a los fieles con estas palabras: "espiritualmente unidos a la Virgen de los Dolores, renovemos también nosotros nuestro «sí» a Dios, que escogió el camino de la Cruz para salvarnos. Se trata de un gran misterio que todavía tiene lugar hasta el fin del mundo y que exige también nuestra colaboración. Nos ayude María a tomar cada día nuestra cruz y a seguir fielmente a Jesús por el camino de la obediencia, del sacrificio y del amor". (S.L) (Agencia Fides 18/9/2006 - Líneas: 37 palabras: 562)


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