VATICANO - El Papa Benedicto XVI en Baviera - “La mies es mucha y espera obreros en todas las generaciones. Está en todas las generaciones, aunque de modo diferente, siempre tiene vigencia la otra palabra: los obreros son pocos"

sábado, 16 septiembre 2006

Freising (Agencia Fides) - El último encuentro de su viaje apostólico en Baviera, el Santo Padre Benedicto XVI lo ha reservado a los Sacerdotes y Diáconos permanentes, reunidos en la Catedral de Freising, la mañana del jueves 14 de septiembre. Trazando casi un balance de su visita pastoral, al inicio de la homilía el Papa ha dicho que ha experimentado "mucha cordialidad, mucha fe, mucha alegría en Dios". Después ha recordado su ordenación sacerdotal, ocurrida en la misma Catedral: "cuando estaba aquí postrado por tierra y, como envuelto por las Letanías de todos los santos, por la intercesión de todos los santos, me dí cuenta que no estamos solos en este camino… Luego el recuerdo que aquí yo mismo he podido ordenar a sacerdotes y diáconos, que trabajan ahora en el servicio del Evangelio.... Y luego pienso naturalmente en las procesiones de san Corbiniano"…
El Santo Padre se ha centrado después en el pasaje evangélico que trae la exhortación de Jesús a rogar al dueño de la mies: "La mies es mucha y espera obreros en todas las generaciones. Y en todas las generaciones, aunque de modo diferente, siempre tiene vigencia la otra palabra: los obreros son pocos - ha explicado el Papa Benedicto XVI -. La mies existe, pero Dios quiere valerse de hombres, para que pueda ser llevada a los graneros. Dios necesita hombres. Necesita personas que digan: Sí, yo soy dispuesto a ser Tu obrero para la mies". Rogar al dueño de la mies significa también que las vocaciones "deben venir de Dios”, y a este propósito el Papa ha dicho: "No podemos, reclutar a las personas como quizás en otras profesiones, a través de una propaganda bien dirigida, a través de, por así decir, estrategias adecuadas. La llamada, partiendo del corazón de Dios, debe siempre encontrar el camino en el corazón del hombre. Y precisamente para que llegue al corazón de los hombres es necesaria también nuestra colaboración. Pedir al dueño de la mies significa ciertamente ante todo rezar por ello, sacudir su corazón y decir: '¡Hazlo por favor! ¡Despierta a los hombres! ¡Enciende en ellos el entusiasmo y la alegría por el Evangelio! Hazles comprender que éste es el tesoro más valioso que cualquier otro tesoro y que quien lo ha descubierto debe transmitirlo! Pero pedir a Dios “no se realiza solamente a través de palabras; también comporta un cambio de la palabra en acción, para que de nuestro corazón orante salga la chispa de la alegría en Dios, de la alegría por el Evangelio, y suscite en otros corazones la disponibilidad a decir su sí".
A continuación el Papa Benedicto XVI ha afrontado el tema de la disminución del número de sacerdotes y el consiguiente crecimiento de los compromisos pastorales individuales, ofreciendo algunas indicaciones. La primera está tomado de la exhortación de San Pablo en la Carta a los Filipenses (cfr 2, 5-8), dónde dice que “debemos tener en nosotros los mismos sentimientos de Cristo Jesús ". Eso significa "por una parte, conocer a Dios desde dentro, conocer a Cristo desde dentro, estar junto a Él; sólo si se da esto, descubrimos realmente el "tesoro". Por otra parte, debemos también ir hacia los hombres. No podemos quedarnos el "tesoro" para nosotros mismos, sino que tenemos que transmitirlo". El Papa ha continuado después: "debe darse a la vez celo y humildad… si realmente encontramos a Cristo, no podemos quedárnoslo para nosotros mismos… nos sentimos impulsados a ser "anunciadores", apóstoles de Cristo. Pero para que este celo no se convierta en algo vacío y extenuante para nosotros, debe ir unido a la humildad, la moderación, con la aceptación de nuestros límites."
Esta unidad de celo y moderación también significa el conjunto del servicio en todas sus dimensiones: “Podemos servir a los otros, sólo podremos donarnos si personalmente también recibimos, si nosotros mismos no nos vaciamos. Y la Iglesia por ello nos propone espacios libres que, por una parte, son espacios para un nuevo "espirar" e "inspirar" y, por otro lado, se convierten en centro y fuente del servicio. Está ante todo la celebración cotidiana de la Santa Misa: no la realicemos como una cosa de rutina, como algo, "que tengo que hacer", antes bien celebrémosla "¡desde dentro!... El otro espacio libre que la Iglesia, por así decir, nos impone, es la Liturgia de las Horas. Intentemos recitarla como verdadero oración, oración en comunión con el Israel de la antigua y la Nueva Alianza, oración en comunión con los orantes de todos los siglos, oración en comunión con Jesucristo, oración que sales del yo más profundo, del sujeto más profundo de estas oraciones. Y rezando así, también implicamos en esta oración a los otros hombres que no tienen el tiempo o la energía o la capacidad para ello".
El Papa ha subrayado que eso no significa "retirarse en lo privado, sino que es una prioridad pastoral, es una acción pastoral, en la que nosotros mismos nos convertimos de nuevo en sacerdotes, somos colmados una vez más de Cristo, incluimos a los otros en la comunión de la Iglesia orante y, al mismo tiempo dejamos que salga la fuerza de la oración, la presencia de Jesucristo, en este mundo". El Santo Padre ha concluido su homilía recordando el lema de su visita pastoral: "Quien cree, no está solo nunca", y ha añadido: "Esta palabra vale y debe valer precisamente para los sacerdotes, para cada uno de nosotros."
Al término del encuentro, el Santo Padre se ha trasladado en coche al aeropuerto de München donde ha tenido lugar la Ceremonia de Despedida antes de su regreso a Italia. (S.L) (Agencia Fides 16/9/2006 - Líneas: 64 Palabras: 967)


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