ASIA/TURKMENISTAN - La vida de la pequeña comunidad católica en un país de primera evangelización en la, si bien falta la libertad religiosa y no hay iglesias, existe al esperanza de poder construir un día la primera iglesia católica

viernes, 15 septiembre 2006

Ashgabat (Agencia Fides) - Es un país compuesto por un 90% de estepas desérticas, pero también en el desierto está brotando la flor del Evangelio, gracias a las oraciones y a la obra del p. Andrzej Madej, de los Oblatos de Maria Inmaculada (OMI), Superior de la misión "sui iuris" en Turkmenistán. En la república ex soviética del Asia Central que cuenta con 5 millones de habitantes, en un 90% musulmanes. En el país viven 64 católicos bautizados, unos cincuenta catecúmenos y un grupo de "simpatizantes de la fe cristiana", cuenta el p. Madej, misionero polaco de 55 años.
Turkmenistán, como los otros países del Asia central, Kazajstán, Tadjikistán, Uzbekistán, Kirguizistán, constituye una tierra de "primera evangelización": en el país no hay iglesias y el gobierno no autoriza su construcción. El régimen del presidente Saparmurad Nijazov ha prohibido la actividad misionera de cualquier confesiones excepto el Islam sunita y la Iglesia ortodoxa rusa. Incluso se le ha negado todavía el reconocimiento estatal a la Iglesia católica armenia, una de las más grandes comunidades religiosas. Según informa “Ayuda a la Iglesia necesitada”", la comunidad católica ha presentado la petición para ser registrada, pero los funcionarios del ministerio de Justicia tienen no han aceptado los documentos porque se señalaba como líder de la comunidad al p. Andrzej Madej, ciudadano polaco, afirmando que debía ser un ciudadano turkmeno quien dirigiese el grupo religioso. Los católicos turkmenos son en su mayoría de etnia polaca y alemana. De momento los católicos pueden celebrar la Misa solamente en el territorio diplomático de la nunciatura de Ashgabat o en privado. La comunidad católica no ha conseguido ni siquiera recuperar la propiedad de su iglesia histórica en Turkmenbashi, única iglesia armenia que sobrevivió al período soviético, y que en el momento se encuentra en un estado de completa decadencia.
A pesar de todo, el P. Andrzej Madej, que vive en Ashgabat, capital turcomana, no pierde la esperanza: "El trabajo catequético con adultos y jóvenes, la oración, en particular el rezo del Rosario, y la celebración de la eucaristía nos ayudan a sobrevivir y a dar a nuestra comunidad dinamismo y fuerza interior. En el país trabajan dos sacerdotes católicos, no hay ninguna religiosa, y no tenemos tampoco iglesias. La Santa Misa y otras funciones religiosas se organizan en las casas privadas".
Luego añade: "Cuando, cinco meses antes de su muerte, me reuní con él Papa Juan Pablo II, le mostré una piedra de la montaña Kopet-Dag, diciéndole: 'Santo Padre, mantenemos la esperanza de poder construir un día una iglesia católica en nuestro país'. El Papa bendijo la piedra que ahora custodio en mi casa, aunque espero que no por mucho tiempo más”. (PA) (Agencia Fides 15/9/2006 Líneas: 35 Palabras: 481)


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