VATICANO - El Papa Benedicto XVI en Baviera - "El valor de abrirse a toda la amplitud de la razón y no la negación de su grandeza: este es el programa con el que la teología anclada en la fe bíblica ingresa en el debate de nuestro tiempo”

jueves, 14 septiembre 2006

Regensburg (Agencia Fides) - Una amplia reflexión sobre la relación entre fe y razón ha caracterizado el encuentro del Santo Padre Benedicto XVI con los representantes del mundo de la ciencia, tenido el 12 de septiembre por la tarde en la universidad de Regensburg. En este Ateneo, que cuenta hoy con 12 facultades frecuentadas por 25.000 estudiantes, Joseph Ratzinger fue titular de la Cátedra de dogmática e historia del dogma de 1969 a 1971, y también revistió el cargo de Vicerector. Después de expresar su emoción por encontrarse en la universidad de Regensburg, el Papa Benedicto XVI ha recordado los principios de su actividad de profesor académico en la universidad de Bonn y ha subrayado la importancia de las facultades teológicas, ya que siempre es "necesario y razonable interrogarse sobre Dios a través de la razón y esto se debe hacer en el contexto de la tradición de la fe cristiana".
En su profunda lección, el Santo Padre ha partido de "un dilema que hoy nos desafía de modo muy directo. La convicción de que actuar contra la razón está en contradicción con la naturaleza de Dios, ¿es solamente un pensamiento griego o es válido siempre por sí mismo?” "Yo pienso - ha continuado el Santo Padre - en este punto se manifiesta la profunda concordancia entre aquello que es griego en el mejor sentido y aquello que es fe en Dios sobre el fundamento de la Biblia". El encuentro entre el mensaje bíblico y el pensamiento griego no ocurrió por casualidad. El Papa ha citado después la traducción griega del antiguo Testamento, realizada en Alejandría - los "Setenta" -, como "más que una simple traducción del texto hebreo": es en efecto “un testimonio textual, y un paso específico e importante de la historia de la Revelación, en el cual se ha dado este encuentro que tuvo un significado decisivo para el nacimiento del cristianismo y su divulgación. En el fondo, se trata del encuentro entre fe y razón, entre auténtica ilustración y religión”.
El Santo Padre ha recordado como “en el tardío Medioevo, se han desarrollado en la teología tendencias que rompen esta síntesis entre espíritu griego y espíritu cristiano" y que han llevado a posiciones según que "la trascendencia y la diversidad de Dios se acentúan de una manera tan exagerada, que incluso nuestra razón, nuestro sentido de la verdad y del bien dejan de ser un espejo de Dios.... En contraste con eso, la fe de la Iglesia siempre se ha atenido a la convicción que entre Dios y nosotros, entre su eterno Espíritu creador y nuestra razón creada existe una verdadera analogía, en la que… ciertamente las diferencias son infinitamente más grandes que las semejanzas, pero no hasta el punto de abolir la analogía y su lenguaje. Dios no se hace más divino por el hecho que lo alejemos en un voluntarismo puro e impenetrable"
El acercamiento entre la fe bíblica y el interrogarse sobre el plano filosófico del pensamiento griego, "es un dato de importancia decisiva no sólo desde el punto de visa de la historia de las religiones, sino también desde el de la historia universal" ha subrayado el Papa. Para este encuentro en efecto “el cristianismo, no obstante su origen e importante desarrollo en Oriente, ha encontrado su huella históricamente decisiva en Europa… este encuentro, al que se une sucesivamente el patrimonio de Roma, ha creado Europa y permanece como fundamento de aquello que, con razón, se puede llamar Europa”.
Desde el inicio de la edad moderna la investigación teológica es dominada en medida creciente por la pretensión de la deshelenización del cristianismo: en este programa se pueden distinguir tres oleadas unidas entre si y al mismo tiempo claramente distintas las unas de la otras. “La deshelenización se da primero en el contexto de los postulados fundamentales de la Reforma del siglo XVI” ha recordado el Papa. Posteriormente la teología liberal de los siglos XIX y XX tuvo como meta fundamental hacer que “el cristianismo estuviera en armonía con la razón moderna, es decir, liberarle de los elementos aparentemente filosóficos y teológicos, como la fe en la divinidad de Cristo y en Dios uno y trino". Actualmente existe una tercera ola de deshelenización, según la cual "la síntesis con el Helenismo lograda por la Iglesia en sus inicios fue una inculturación preliminar que no debe ser vinculante para otras culturas.... Esta tesis no es falsa, pero es burda e imprecisa. El Nuevo Testamento fue escrito en griego y trae consigo el contacto con el espíritu griego, un contacto que había madurado en el desarrollo precedente del Antiguo Testamento”.
Concluyendo sus reflexiones, el Santo Padre Benedicto XVI ha excluido que la crítica de la razón moderna induzca a volver atrás, a antes de la Ilustración: " Los aspectos positivos de la modernidad deben ser conocidos sin reservas: estamos todos agradecidos por las maravillosas posibilidades que ha abierto para la humanidad y para su progreso que se nos ha dado". Se trata por el contrario de “ampliar nuestro concepto de razón y el empleo de la misma. Porque mientras nos regocijamos en las nuevas posibilidades abiertas a la humanidad, también podemos apreciar los peligros que emergen de estas posibilidades y tenemos que preguntarnos cómo podemos superarlas". Sólo lo conseguiremos " si la razón y la fe avanzan juntas de un modo nuevo, si superamos la limitación impuesta por la razón misma a lo que es empíricamente verificable, y si una vez más generamos nuevos horizontes”.
Son estos los presupuestos para que la teología, entendida "como interrogante sobre la razón de la fe", tenga su puesto en la universidad y en el diálogo de las ciencias, haciéndolas capaces de "un verdadero diálogo de las culturas y religiones, un diálogo del que tenemos urgente necesidad". En efecto " las culturas profundamente religiosas ven esta exclusión de lo divino de la universalidad de la razón como un ataque a sus más profundas convicciones. Una razón que es sorda a lo divino y que relega la religión al espectro de las subculturas es incapaz de entrar al diálogo con las culturas”.
El Papa Benedicto XVI ha concluido su discurso con esta exhortación: "El occidente, ha estado en peligro durante mucho tiempo a causa de esta aversión, en la que se basa su racionalidad, y por lo tanto sólo puede sufrir grandemente. Hace falta valentía para comprometer toda la amplitud de la razón y no la negación de su grandeza: este es el programa con el que la teología anclada en la fe bíblica ingresa en el debate de nuestro tiempo”. (S.L) (Agencia Fides 14/9/2006 - Líneas: 74 palabras: 1.138)


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