AMERICA/PERÚ - “La iglesia proclama la primacía y la inviolabilidad de la vida humana.. nadie puede disponer directamente de la vida propia o ajena, sin tener en cuenta el grave riesgo que corre en erigirse en el dueño de la vida”: comunicado de los Obispos peruanos contra la pena capital

martes, 12 septiembre 2006

Lima (Agencia Fides) - “La tendencia en el mundo va hacia la total abolición de la pena de muerte, lo que es más conforme con la dignidad del hombre y por lo tanto con el designio de Dios sobre el hombre y la sociedad”, afirman los Obispos Peruanos en un comunicado emitido por la Conferencia Episcopal con el título “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” ante el debate suscitado por la propuesta de Reforma Constitucional para que se aplique la pena de muerte a las personas que violen y asesinen a menores.
El texto afirma que la Iglesia “quiere ser también hoy promotora del valor de la vida humana que “ha de ser respetada porque es sagrada” y “proclama la primacía y la inviolabilidad de la vida humana, lo que significa que nadie puede disponer directamente de la vida propia o ajena, sin tener en cuenta el grave riesgo que corre en erigirse en el dueño de la vida, siendo Dios el Único Señor de la vida humana”. Recuerdan los Obispos a continuación que toda vida humana tiene un gran valor para Dios, incluso la del pecador, como lo demostró el mismo Jesucristo en diversas ocasiones durante su vida terrena.
Además, continúa el texto “El Estado tiene la responsabilidad de proteger la vida, de modo especial la de los indefensos; pero este deber, expresión de la legítima defensa, no supone el uso de la violencia mas allá de la realmente necesaria”. Y debe al mismo tiempo “garantizar un sistema jurídico suficientemente capaz y diligente para aplicar las penas establecidas que permitan eficazmente “reparar el desorden introducido por la culpa, defender el orden público y la seguridad de las personas y contribuir a la corrección del culpable”. En este sentido consideran los Obispos que “gracias a la organización cada vez más adecuada de la institución penal en el mundo, la eliminación del reo en casos de absoluta necesidad, es decir, cuando la defensa de la sociedad no sea posible de otro modo, es una realidad prácticamente inexistente”. Además la experiencia demuestra que la aplicación de la pena de muerte “no va a erradicar el mal, nunca logrará una verdadera reparación del daño, tampoco la expiación del crimen cometido y proclamaría que nuestra sociedad, a pesar de los medios avanzados que dispone, no sería capaz de lograr la corrección del culpable”.
Consideran más bien los Obispos que la solución pasa por una política de prevención que supone un esfuerzo en la “búsqueda de la formación de la persona humana y de la familia basada en principios y valores sólidos”. “Invocamos a todas las personas de buena voluntad - concluyen los Obispos - especialmente a los padres de familia, para que sigan en el esfuerzo de educar a partir del buen ejemplo; asimismo invitamos a todos los especialistas en educación de la persona a afrontar este problema y encontrar luces que verdaderamente estén de acuerdo con la dignidad de la persona humana”. (RG) (Agencia Fides 1279/2006 Líneas: 38 palabras: 542)


Compartir: