VATICANO - La catequesis del Papa en la audiencia general: “el objetivo hacia el que debe orientarse nuestra vida es encontrar a Jesús, como lo encontró Felipe, tratando de ver en Él al mismo Dios, Padre celestial”

jueves, 7 septiembre 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Continuando con el ciclo de catequesis sobre la fisonomía de los Apóstoles, el Papa Benedicto XVI ha dedicado su discurso durante la audiencia general del miércoles 6 de setiembre al Apóstol Felipe. “En las listas de los doce siempre aparece en el quinto lugar, es decir, fundamentalmente entre los primeros - dijo el Santo Padre -. Si bien Felipe era de origen judío, su nombre es griego, como el de Andrés, lo que constituye un pequeño gesto de apertura cultural que no hay que infravalorar. Las noticias que nos llegan de él proceden del Evangelio de Juan. Era del mismo lugar del que procedían Pedro y Andrés, es decir, Betsaida”.
Después de haber sido llamado por Jesús, Felipe encuentra a Natanael, que se muestra escéptico por cuanto Felipe cuenta sobre el Mesías, entonces Felipe responde: “¡Ven y lo verás!”. “Con esta respuesta, seca pero clara, Felipe demuestra las características del auténtico testigo: no se contenta con presentar el anuncio como una teoría, sino que interpela directamente al interlocutor, sugiriéndole que él mismo haga la experiencia personal de lo anunciado” subrayó el Papa Benedicto XVI, quien prosiguió: “Podemos pensar que Felipe nos interpela con esos dos verbos que suponen una participación personal. También a nosotros nos dice lo que le dijo a Natanael: ‘Ven y lo verás’. El apóstol nos compromete a conocer a Jesús de cerca. De hecho, la amistad, conocer verdaderamente al otro, requiere cercanía, es más, en parte vive de ella. De hecho, no hay que olvidar que, según escribe Marcos, Jesús escogió a los doce con el objetivo primario de que ‘estuvieran con él’, es decir, de que compartieran su vida y aprendieran directamente de Él no sólo el estilo de su comportamiento, sino ante todo quién era Él realmente. Sólo así, participando en su vida, podían conocerle y anunciarle”.
En la Carta a los Efesios, San Pablo afirma que lo importante es “aprender a Cristo”, “lo importante no es sólo ni sobre todo escuchar sus enseñanzas, sus palabras, sino conocerle a Él personalmente, es decir, su humanidad y divinidad, el misterio de su belleza. Él no es sólo un Maestro, sino un Amigo, es más, un Hermano”. El apóstol Felipe nos invita por lo tanto también a nosotros a “venir”, a “ver”, “es decir, a entrar en un contacto de escucha, de respuesta y de comunión de vida con Jesús, día tras día”.
En los Evangelios diversos elementos dejan comprender el particular prestigio del que gozaba Felipe al interno del colegio apostólico. En particular, durante la Última Cena, habiendo afirmado Jesús que conocerlo significaba también conocer al Padre, Felipe le preguntó: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”. “En la respuesta a Felipe - explicó el Papa - Jesús hace referencia a su propia persona como tal, dando a entender que sólo se le puede comprender a través de lo que dice, es más, a través de lo que es Él. Para darnos a entender, utilizando la paradoja de la Encarnación, podemos decir que Dios asumió un rostro humano, el de Jesús, y por consiguiente a partir de ahora, si realmente queremos conocer el rostro de Dios, ¡sólo nos queda contemplar el rostro de Jesús! ¡En su rostro vemos realmente quién es Dios y cómo es Dios!”.
El Santo Padre concluyó su reflexión “recordando el objetivo hacia el que debe orientarse nuestra vida: encontrar a Jesús, como lo encontró Felipe, tratando de ver en Él al mismo Dios, Padre celestial. Si falta este compromiso, nos encontraremos sólo con nosotros mismos, como en un espejo, ¡y cada vez nos quedaremos más solos! Felipe nos invita en cambio a dejarnos conquistar por Jesús, a estar con Él y a compartir esta compañía indispensable. De este modo, viendo, encontrando a Dios, podemos encontrar la verdadera vida”.
Al final de los saludos en diversos idiomas, el Papa Benedicto XVI ha confiado a la oración de todos su próximo Viaje Apostólico: “Agradezco al Señor por la oportunidad que me ofrece de ir, por primera vez desde mi elección como Obispo de Roma, a Baviera, mi tierra de origen. Acompañadme, queridos amigos, en mi visita, la que confío a la Virgen Santa. Sea Ella quien guíe mis pasos: sea Ella quien obtenga al pueblo alemán una renovada primavera de fe y de progreso civil” (Agencia Fides 7/9/2006)


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