VATICANO - “El turismo revela una riqueza universal que no rechaza al hombre sino que más bien conserva sus huellas, sus recuerdos”: Mensaje del Pontificio Consejo de la Pastoral para los Inmigrantes e Itinerantes para la Jornada Mundial del Turismo 2006

martes, 29 agosto 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “El turismo es riqueza precisamente en la medida en que nos ayuda a relativizar los sistemas llamados ‘ricos’ y nos abre a la percepción de otras formas de ‘ser ricos’. La naturaleza, en su riqueza primaria, como la presenta el ciclo cósmico, es aquella madre acogedora que se abraza con los ojos contemplando el Everest o el Kilimanjaro, que se toca con las manos en el azul del océano, que acogemos tiernamente en el gris profundo de la Selva Negra, o que se admira, cuando, sobre las alas de un avión, vemos abajo como una alfombra de algodón mientras en alto reina soberano el azul del cielo”. Es un pasaje del Mensaje del Pontificio Consejo de la Pastoral para los Inmigrantes e Itinerantes, firmado por el Presidente, Card. Renato Martino, y por el Secretario del Dicasterio, Arzobispo Agostino Marchetto, publicado con ocasión de la Jornada Mundial del Turismo 2006, que se celebrará el próximo 27 de setiembre. El tema escogido para este año es: “El Turismo es riqueza”.
El Mensaje prosigue: “El patrimonio cultural pone de relieve la historia de todos, que ha dejado rastros de las civilizaciones en los campanarios y minaretes, en los frescos y las pirámides, en los puentes y en los satélites espaciales. Es una riqueza sin límites, que pertenece a todos, patrimonio común de la humanidad, que no sólo da voz al trabajo humano, sino que también ofrece a cada uno la memoria de los vínculos que unen a las generaciones pasadas, que estructuran la historia. El turismo revela, pues, una riqueza universal que no rechaza al hombre sino que más bien conserva sus huellas, sus recuerdos”.
En el texto se subraya el crecimiento continuo del número e cuantos viven el fenómeno turístico e invita a interrogarse sobre este tipo de experiencia. “Para muchos es de tierra, aire, verde, de la naturaleza, en una palabra.... Otros se refieren al avión, al tren, al automóvil. Para no pocos, se trata de una ocasión económica, de negocios... Para algunos - ojalá sean muchos y vayan aumentando - son vínculos con personas, cercanos, con la familia y la comunidad, con corazón y sentimiento, con delicadeza y respeto. Para un gran número, se trata de espera y esperanza, de confianza y de perseverancia, de espíritu y fe y futuro. Para otros, es la historia la que se manifiesta, el patrimonio artístico, los archivos, la biblioteca, la pintura y las esculturas, el poema, la literatura, la catedral, la iglesia, el templo, la mezquita, el palacio, el documento diplomático, la cultura y... también la cocina. Riqueza con muchas facetas, pues, y unidas, en todos los rincones de nuestro amplio mundo”.
El movimiento turístico lleva a hacer encontrar a los pueblos, “se admiran las riquezas de gentes que, no obstante, padecen el subdesarrollo. Al terminar un viaje, se estimulan los sentimientos de solidaridad, a menudo de una débil consistencia. Pero queda la impresión - gracias a Dios - de que el sistema económico-financiero no es único, sino más bien hegemónico, y no es el mejor pero el actual, fuente de grandes desequilibrios. Queda la impresión de una humanidad mucho más rica, cuando se abren a los otros las ventanas de un sistema, dando así acceso a los tesoros culturales, históricos, naturales, estéticos, humanos y espirituales que cada pueblo conserva más o menos celosamente”. (S.L.) (Agencia Fides 29/8/2006)


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