VATICANO - En el Angelus el Papa recuerda a Santa Mónica y San Agustín: a María “confiamos a los padres cristianos, para que, como Mónica, acompañen con el ejemplo y la oración el camino de sus hijos. A la Virgen Madre de Dios encomendamos a la juventud a fin de que, como Agustín, tienda siempre hacia la plenitud de la Verdad y del Amor, que es Cristo”

lunes, 28 agosto 2006

Castel Gandolfo (Agencia Fides) - A mediodía del domingo 27 de agosto, el Santo Padre Benedicto XVI se asomó al balcón del Cortil interno del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, deonde se encuentra en este período de verano, para recitar el Ángelus junto con los fieles y peregrinos presentes. Introduciendo la oración mariana, el Papa se detuvo en modo particular en la figura de santa Mónica, de quien se celebraba la fiesta litúrgica, y en la de su hijo san Agustín: “sus testimonios pueden ser de gran consuelo y ayuda para muchas familias también de nuestro tiempo”. El Papa Benedicto XVI recordó asimismo que Mónica “vivió de manera ejemplar su misión de esposa y de madre, ayudando a su marido Patricio a descubrir la belleza de la fe en Cristo y la fuerza del amor evangélico”. Cuando se quedó viuda, se dedicó con valor al cuidado de sus tres hijos, entre los cuales Agustín, quien le causó tantos sufrimientos con su comportamiento rebelde. Luego de muchas lágrimas y oraciones, al final Mónica tuvo la alegría “de verlo no sólo abrazar la fe y recibir el Bautismo, sino también de dedicarse totalmente al servicio de Cristo”. El Santo Padre exhortó a todas las madres angustiadas “porque sus hijos se dirigen por caminos equivocados”, a no desanimarse, sino siguiendo el ejemplo de Mónica “a perseverar en la misión de esposas y de madres, manteniendo firme la confianza en Dios y agarrándose con perseverancia a la oración”.

Toda la existencia de San Agustín fue una búsqueda apasionada de la verdad. “Al final, no sin una larga tormenta interior, descubrió en Cristo el sentido último y pleno de la propia vida y de toda la historia humana” subrayó el Santo Padre. En su adolescencia “atraído por la belleza terrena, ‘se lanzó’ sobre ella en modo egoísta y posesivo - como él mismo confiesa - con comportamientos que crearon no poco dolor a su pía madre. Pero a través de un difícil camino, Agustín se abrió cada vez más a la plenitud de la verdad del amor, hasta la conversión... Él permanecerá así como modelo del camino hacia Dios, suprema Verdad y sumo Bien”. El Papa Benedicto XVI encomendó a la intercesión de san Agustín “el don de un sincero y profundo encuentro con Cristo a todos aquellos jóvenes que, sedientos de felicidad, la buscan recorriendo caminos equivocados y se pierden en callejones sin salida”.
Antes de la oración mariana, el Santo Padre exhortó a los presentes con estas palabras: “Santa Mónica y san Agustín nos invitan a dirigirnos con confianza a María, trono de la Sabiduría. A Ella confiamos a los padres cristianos, para que, como Mónica, acompañen con el ejemplo y la oración el camino de sus hijos. A la Virgen Madre de Dios encomendamos a la juventud a fin de que, como Agustín, tienda siempre hacia la plenitud de la Verdad y del Amor, que es Cristo: sólo Él puede saciar los deseos profundos del corazón humano”.
Después del Ángelus, dirigiendo el saludo a los peregrinos en los diversos idiomas, el Papa recordó que el próximo 1 de setiembre la Iglesia Italiana celebrará la 1ª Jornada para la salvaguardia de la creación, “gran don de Dios expuesto a serios riesgos por opciones y estilos de vida que pueden degradarla. La degradación ambiental hace insostenible particularmente la existencia de los pobres de la tierra. En diálogo con los cristianos de las diversas confesiones es necesario comprometerse a cuidar la creación, sin dilapidar los recursos y compartiéndolos en modo solidario”. (S.L.) (Agencia Fides 28/8/2006)


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