EUROPA/ITALIA - COMBONI PRECURSOR DEL “GENIO FEMENINO” EN LA MISIÓN. ENTREVISTA DE LA AGENCIA FIDES A SOR ADELE BRANBILLA SUPERIORA GENERAL DE LAS MISIONERAS COMBONIANAS

viernes, 3 octubre 2003

Roma (Agencia Fides) – “Donde hay religiosas la misión es sólida” afirmaba Daniel Comboni (1831-1881) en tiempos entonces lejanos del reconocimiento de la importancia del “genio femenino” en toda actividad humana incluida la evangelización. Sobre este particular aspecto, la Agencia Fides ha entrevistado a la Superiora General de las Misioneras Combonianas, Sor Adele Brambilla.

Anticipándose a su tiempo, Daniel Comboni sostuvo firmemente la importancia de la mujer en la actividad misionera, considerándola incluso en algunos contextos más necesaria que la del sacerdote, ¿Por qué?
Comboni vivió indudablemente en su tiempo. El primer impacto con África le dejó una preocupación que le apremiaba: siente que no había tiempo que perder. En un momento de profunda contemplación del Corazón traspasado de Cristo en la Cruz, intuye la idea del Plan. Traza este Plan en su metodología esencial: “Salvar África con África”.Tuvo el coraje de introducir en este Plan una novedad: el gran ministerio de la mujer del Evangelio.
Para Comboni la religiosa misionera tiene un papel no sólo esencial, sino incluso indispensable en la misión ad gentes. El 1 de enero de 1872 convencido de esto, funda su instituto femenino. Lo llama “Pías Madres de África”, madres: Comboni quiere mujeres dedicadas enteramente a la misión ardua y difícil “allí donde hay religiosas la misión es sólida”. El reconoce así a la mujer su papel de generadora, que da vida con su indomable coraje tenacidad, paciencia y espíritu de sacrificio. Quiere mujeres santas y capaces... apasionadas de Dios y de la humanidad. Capaces de hacer causa común con los pobres abandonados.
Comboni estaba convencido de que la misión sin la mujer es imposible. No tenía ninguna duda sobre esto y pudo afirmar si ninguna vergüenza que uno de los motivos fundamentales del éxito de su trabajo misionero “.. en el apostolado de África Central he sido el primero en hacer concurrir el gran ministerio de la mujer del Evangelio y de la Religiosa de la caridad, que es el escudo, la fuerza y la garantía del ministerio del Misionero” (S 5284). Comboni intuyó que no podía llegar hasta el corazón de la sociedad africana sin la mujer, sin la Religiosa. Comboni sabía muy bien que no hay paternidad sin maternidad. Decía: “La Religiosa llega allí donde nadie puede llegar”. En la vida de Comboni hubo dos mujeres que influyeron fuertemente y marcaron su vida: su madre, gran mujer de fe, que dio todo lo que el Dios le había dado, su único hijo y María la Madre de Jesús con la cual Comboni tuvo una profunda relación intima y familiar. Ella fue su apoyo, su consuelo, su consejera, la mujer de esperanza , la Madre de su África; a Ella consagra África, los misioneros y a si mismo.

¿En qué consiste la aportación del “genio femenino” en el campo de la misión? En vuestro trabajo misionero ¿hay elementos que os distinguen de los Combonianos?
La herencia que Comboni nos confió es grande: es aquí donde se esconde lo que constituye para él el “genio femenino” en la obra de la evangelización. El “genio femenino” no se expresa necesariamente en ministerios diversos de los Combonianos, sino en el modo como concebimos y vivimos nuestro servicio misionero de mujeres consagradas para la misión. El “genio femenino” es inseparable de la maternidad, incluso para nosotras religiosas que no tenemos hijos o hijas según la carne. La maternidad se identifica con el ser o convertirse en “espacio” para “acoger” la vida y “dar” la vida. Este “dar la vida” regenera, asume diversas formas y caracteriza nuestro ministerio hasta las últimas consecuencias.
Significa capacidad de aprender a meterse en las situaciones de nuestro pueblo, a compartir su suerte, a ponerse en su lugar, incluso en toda clase de dificultad. En el “Simposio sobre la espiritualidad comboniana femenina” que celebramos en marzo se habló de “trabajo de una maternidad martirial alegre, regeneradora”.Por medio de nuestra maternidad estamos llamadas a expresar la maternidad de Dios que genera y promueve la vida con ternura y tenacidad, compasión y desafío.
Quizá lo que nos distingue mas claramente de los Combonianos es nuestra prioridad en el trabajo por la formación y promoción de la mujer en todas sus dimensiones. La mujer es con frecuencia la que lleva la cruz más pesada y las más olvidada. Muchas situaciones de sufrimiento tienen casi siempre el rostro de una mujer. La mujer es a la vez el corazón de la sociedad, es la fuerza regeneradora; Comboni supo ver en la mujer sus riquezas y su potencialidad, su capacidad su fuerza y su tenacidad. Nosotras creemos en esto. La visión de Comboni de la mujer es nuestra visión. Por esto acercarnos a la mujer en toda situación es nuestra prioridad. Trabajar con la mujer en todos los campos es nuestro privilegio del cual damos gracias al Señor.
En la visión de Comboni que señalaba precisamente “Salvar África con África” nuestra Congregación está unida a diversas Congregaciones femeninas locales africanas a las que ha visto nacer, acompañándolas en el camino en sus inicios y ahora constituyen una fuerza vital y trabajadora en sus Iglesias: el sueño de Comboni se ha hecho realidad.

Estáis presentes en todos los continentes con 1.800 religiosas: ¿Cuáles son los frentes y ambientes en los que prioritariamente trabajan las misioneras Combonianas?
El carisma de Comboni es contagioso, ha llegado a todos los confines de Europa: nuestra presencia se ha extendido también por América del Norte, América Latina y Medio Oriente. No podemos olvidar que la tensión de Comboni tenía dos polos bien precisos: la evangelización de los pueblos que todavía no conocían a Jesucristo y la animación misionera de las Iglesias locales. El frente de animación misionera es vasto, nace de una instancia carismática: comunicar la pasión por la evangelización. La Animación Misionera está ligada también al compromiso y a iniciativas por la justicia y la paz que buscan sensibilizar , hacer conocer e implicar a todos.
Animación misionera sostenida siempre por la presencia significativa en el ámbito del carisma como es: en América Latina la presencia en la periferia, en las zonas afro, entre los indios, en las comunidades de base, en la pastoral familiar prestando atención a las situaciones de marginación, privilegiando sobre todo a la mujer. Particular es también nuestra decencia en el Medio Oriente apoyando a las pequeñas comunidades cristianas en la diáspora que se pierden en la marea del mundo islámico: es una semilla escondida, un poner los valores del reino en la sociedad que nos rodea. Es un anuncio hecho de presencia, de servicio, de compasión, signo de gratuidad. Y sobre esta gratuidad se apoya y madura el diálogo con el Islam.

El milagro reconocido para la canonización de Comboni es la curación de una mujer musulmanas sudanesa que ha conservado su fe. ¿qué mensaje podemos leer en este suceso, a la luz de la relación – hoy tan candente – entre el Cristianismo y el Islam?
Una llamada a profundizar tanto en el compromiso de promover los valores del Reino – amor/respeto hacia toda persona..- como en el significado del mandato de anunciar el Evangelio a todo el mundo, un anuncio que en algunas circunstancias se proponer por medio del testimonio. Quizá sobre todo una invitación a dejarse mover únicamente por la pasión de Jesucristo y por los “crucificados” de hoy para vivir toda forma de dialogo interreligioso con la misma libertad y gratuidad con que Jesús mismo la vivió: dando la vida por todos, hombre o mujer, rico o pobre, musulmán o cristiano... Comboni en una homilía recalca esto: “todos tendrán acceso a mi corazón”.
Daniel Comboni quiere llevarnos al sentido más profundo del amor evangélico, donde todos son hermanos y hermanas del único Padre. Por último consideramos esta milagro como un don particular para nosotros. Siempre nos sentimos particularmente amados de nuestro Padre y Fundador y este milagro, así como el de la beatificación, son un signo de afecto hacia sus hijas que constantemente le invocan y piden su intercesión: “Vosotros sois mi herencia” escribía un día y como tales nos sentimos, pidiéndole que nos sostenga a lo largo del camino para poder entregar esta herencia de generación en generación.
(S.L.) (Agencia Fides 3/10/2003 Líneas:105 Palabras: 1.375)


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