ASIA/INDONESIA - “Después del terror, urge ayudar a los prófugos”: testimonio del P. Andreas, párroco en la diócesis de Bandung, uno de los primeros en activarse para la asistencia humanitaria tras el sismo

martes, 18 julio 2006

Bandung (Agencia Fides) - “Estamos presentes y activos en el Centro de Crisis instituido en Pangandaran (Java sur-occidental), donde los voluntarios católicos trabajan en coordinación con las autoridades locales. La Conferencia Episcopal de Indonesia está sosteniendo nuestro esfuerzo a nivel local. En Pangandaran no queda nadie: la población ha huido presa del temor ante la posibilidad de sufrir un nuevo tsumani. Todos se han trasferido hacia el interior y hacia las colinas. Según las previsiones podrían tener lugar nuevos movimientos sísmicos y, por lo tanto, nuevos peligros de tsunami. La gente está aterrorizada. Los refugiados necesitan alimento y medicinas. Por ahora viven de aquello que encuentran, con las pocas provisiones que han llevado consigo o gracias a los primeros socorros que están llegando. Es necesario poner en marcha inmediatamente la máquina de las ayudas humanitarias”. Es el testimonio enviado a la Agencia Fides por el P. Andreas Sudharman, párroco en Tasikmalaya, localidad en la diócesis de Bandung, a pocos kilómetros de la costa de Pangandaran. El P. Andreas ha estado entre los primeros en ponerse en marcha para los socorros tras el terremoto que asoló en la tarde del 17 de julio el área sureste de la isla de Java, causando más de 260 muertos (si bien el balance continúa creciendo) cerca de 300 heridos y 30.000 personas evacuadas.
Tras el terremoto, de magnitud 7,7 de la escala Richter, el consecuente tsunami ha provocado olas de hasta cuatro metros de altura, barriendo la zona afectada por el seísmo, creando terror en la población. Mientras veinte toneladas de medicinas y alimento han salido de Yakarta en dirección a los seis distritos de Java afectados, mientras que los miembros del servicio de socorro continúan buscando entre los escombros dejados por la anómala ola, con el temor de que decenas de personas hayan quedado atrapadas.
En el 2004, en Indonesia, el devastador tsunami del 26 de diciembre causó 168.000 muertos de un balance toral de 220.000 víctimas. En el país mientras tanto ha estallado la polémica, porque la máquina de prevención, implantada tras el desastre de diciembre de 2004, no parece haber lanzado la alarma en tiempo útil.
Pangandaran, la zona afectada, es un área turística con pequeños albergues al pie de la playa, cerca de una reserva natural. La zona es cercana al distrito de la ciudad de Yogyakarta, en el centro de Java, sacudida en mayo por un seísmo que acabó con la vida de 5.700 personas. Indonesia cuenta con 17.000 islas, en una zona de intensa actividad volcánica. Por este motivo se le llama “anillo de fuego del Pacífico”. (PA) (Agencia Fides 18/7/2006 Líneas: 36 Palabras: 468)


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