AMERICA/ARGENTINA - El Obispo de Santa Rosa recuerda a los laicos su papel de difusión del mensaje cristiano en los diversos ámbitos de la sociedad y especialmente en la defensa de la familia y la vida

lunes, 17 julio 2006

Santa Rosa (Agencia Fides) - “El futuro de Argentina se fragua en la familia” afirma Mons. Rinaldo Fidel Brédice, Obispo de Santa Rosa (Argentina) en una Carta Pastoral dirigida a todos los fieles que lleva por título “El papel de los laicos en la defensa de la familia y de la vida”. Agradeciendo a todos los que con solicitud pastoral trabajan por “salvaguardar los valores fundamentales del matrimonio y de la familia”, el Obispo recuerda como en Argentina se están llevando a cabo todos los ataques contra la familia indicados por el Santo Padre. En primer lugar desde los medios de comunicación se está realizando una des-educación continua inculcando una imagen de la familia todo lo contrario a lo que es la familia natural. Además se están llevando a cabo numerosas leyes antifamiliares que buscan entre otras cosas “una injusta equiparación entre el matrimonio y la unión entre personas del mismo sexo”.
Realiza el Obispo en su carta una recorrido de la lista de Proyectos de Ley en curso en el país para ver “hasta donde se pretende llegar en materia de destrucción de la familia”, como por ejemplo, la obligación de todos los menores en una nueva moral «sexual» determinada por el partido gobernante; esterilización a pedido en la red de salud pública, modificar la posición de la Argentina en las Naciones Unidas, para reconocer «derechos» a los desvíos en sexualidad; insistencia del Poder Ejecutivo sobre el Senado para la ratificación del Protocolo Opcional de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), protocolo que considera específicamente en su Preámbulo la penalización del aborto como una discriminación «de los derechos humanos de la mujer» o el Decreto «Hacia un Plan Nacional contra la Discriminación» -calificado por la Corporación de Abogados Católicos como «un plan maestro» contra la familia, que fija, entre múltiples objetivos, «garantizar ... la defensa y promoción de los derechos de las personas con diferente orientación sexual e identidad de género». Y por el contrario no hay ningún proyecto de ley para favorecer a la familia en un sentido positivo.
También en el ámbito de la vida, continua la carta, “están surgiendo nuevos planteamientos, que ponen en tela de juicio este derecho fundamental. Como consecuencia, se facilita la eliminación del embrión o su uso arbitrario en aras del progreso de la ciencia que, al no reconocer sus propios límites y no aceptar todos los principios morales que permiten salvaguardar la dignidad de la persona, se convierte en una amenaza para el ser humano mismo, quedando reducido a un objeto o a un mero instrumento”. Considera el Obispo que “cuando se llega a estos niveles se resiente la misma sociedad y se estremecen sus fundamentos con toda clase de riesgos”.
Ante esta situación el Obispo recuerda a los laicos su misión y responsabilidad de difundir el mensaje cristiano, con el ejemplo y la palabra, especialmente en algunos sectores más necesitados. Entre ellos destaca la promoción del justo orden social que ponga en práctica los principios de la doctrina social de la Iglesia, buscando dar una respuesta cristiana a ciertos problemas como cuestiones de bioética, la defensa del matrimonio y de la familia, la libertad educativa y cultural. Otro de los campos destacados por el Obispo en el campo de la política que constituye “un servicio primario e importante a la sociedad”. “Los católicos, continua el Obispo, tienen el derecho y el deber de intervenir para recordar el sentido más profundo de la vida y la responsabilidad de todos por ella, y para tutelar la existencia y el porvenir de los pueblos en la formación de la cultura y de los comportamientos sociales”. Corresponde también a los laicos “la evangelización de los centros de difusión cultural y los instrumentos de comunicación social”. Por último los laicos “deben saber defender la libertad de la Iglesia en el cumplimiento de su propio fin, respetando y apreciando la gran ayuda que ella presta al justo orden social”. La Carta concluye con un llamamiento a “resistir la embestida de la descristianización hablando, despertando a los otros, interviniendo, poniéndonos a disposición de quienes ya se empeñan, haciendo oír nuestra voz”. (RG) (Agencia Fides 17/7/2006 Líneas: 49 Palabras: 727)


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