VATICANO - Publicado el documento final de la XVII Sesión del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes sobre el tema: “Migración e itinerancia desde y hacia los países de mayoría islámica”

viernes, 23 junio 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Ha sido publicado el documento final de la XVII Sesión Plenaria del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, que del 15 al 17 de mayo ha afrontado el tema “Migración e itinerancia desde y hacia los países de mayoría islámica”. El largo documento hace un recorrido en su primera parte por los intensos días de los trabajos, partiendo de las palabras dirigidas por el Santo Padre Benedicto XVI a la Plenaria, para resumir después las intervenciones de los relatores que han tocado diversos aspectos del tema general.
La segunda parte del documento presenta cincuenta y dos “Conclusiones y recomendaciones” agrupadas por temas. Hablando de los “ Migrantes musulmanes en los países de mayoría cristiana” se afirma entre otras cosas que “especialmente los católicos están llamados a ser solidarios y a estar abiertos a compartir con los inmigrados musulmanes, conociendo mejor su cultura y su religión, y testimoniando, al mismo tiempo, los propios valores cristianos también desde la perspectiva de una nueva evangelización, respetuosa - desde luego - de la libertad de conciencia y de religión. Los cristianos deben, por tanto, profundizar su identidad como discípulos de Cristo, dando testimonio de ella en su vida y redescubriendo el papel que les corresponde en esa nueva evangelización”.
Los participantes en la Plenaria han manifestado la necesidad de “un diálogo auténtico entre creyentes de varias religiones y especialmente entre cristianos y musulmanes”, particularmente necesario en la sociedad occidental “para mejorar en ellas el conocimiento recíproco, la comprensión, el mutuo respeto y la paz. En todo caso, del mismo modo que es necesario acoger a los inmigrados musulmanes, respetando su libertad religiosa, es imprescindible respetar la identidad cultural y religiosa de las sociedades que los acogen”. En particular se subraya la necesidad de proponer “un modelo de diálogo religioso que no sea una mera conversación, o un simple escucharse, sino que llegue a revelar las propias, mutuas y profundas convicciones espirituales”. Se ha expresado también la esperanza de que donde cristianos y musulmanes viven juntos, “ellos puedan unir sus esfuerzos a los de los demás conciudadanos, para garantizar a cada uno, sin distinción de religión, el pleno ejercicio de los propios derechos y de las libertades individuales, como persona y como miembro de una comunidad”.
En algunos países de mayoría islámica, los cristianos (por lo general trabajadores inmigrantes pobres y sin verdadero poder contractual) “experimentan graves dificultades para que les sean reconocidos sus derechos humanos”. La Iglesia está llamada a ayudar a los emigrantes cristianos en esos países, así como en todo el mundo, “dentro del respeto de la legalidad y con el interés de que se elabore una justa legislación con relación a la movilidad humana y con protección legal de todos los que en ella están implicados”. La Iglesia debe asegurar también una pastoral específica a los emigrantes. “Esto vale también para los países de mayoría islámica”.
Considerando los varios sectores de la migración y la itinerancia, los participantes en la Plenaria han hecho notar, como criterios comunes, que “la Iglesia debe velar por su justa integración, con el debido respeto por la cultura y la religión de cada uno. Por eso la Iglesia fomenta un diálogo que sea intercultural, social y religioso, dentro del respeto de las debidas distinciones”. Se afirmó además la importancia de la escuela “para ganar en la lucha contra la ignorancia y los prejuicios, y para conocer correctamente y objetivamente la religión de los demás, poniendo especial atención a la libertad de conciencia y de religión”, como es importante realizar un trabajo de verificación de los textos escolares, “también para la presentación histórica en conexión con las religiones”.
Respecto a las relaciones de los Estados con la libertad religiosa, se destaca que es necesario “empeñarse, en todas partes, para que prevalezca la cultura de la convivencia entre los autóctonos y los inmigrados, con un espíritu de mutua comprensión civil y de respeto por los derechos humanos de todos”. Mientras se observa con satisfacción que “muchos Estados de mayoría islámica han establecido relaciones diplomáticas con la Santa Sede, haciéndose con esto más sensibles hacia los derechos humanos y mostrándose deseosos de un diálogo intercultural e interreligioso, dentro de un marco de sana pluralidad”, en otros países se deploran “las restricciones de los derechos humanos, vinculadas especialmente a las diferencias religiosas y a la falta de libertad incluso para cambiar de religión”.
El documento concluye reconociendo la particular importancia de los medios de comunicación “para crear, en la información, un clima adecuado de comprensión y de respeto sobre los fenómenos religiosos”. Los periodistas y los agentes de los mass media, en general, deben asumir, por tanto, sus propias responsabilidades, ya que “los mass media pueden también dar una importante aportación a la “formación” (y, desafortunadamente, viceversa, a la deformación) de cristianos y musulmanes”. (SL) (Agencia Fides 23/6/2006 Líneas: 65 Palabras: 850)


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