VATICANO - El Santo Padre Benedicto XVI prosigue la catequesis sobre San Pedro: “Para todos los tiempos, debe ser el custodio de la comunión con Cristo, debe guiar a la comunión con Cristo, debe preocuparse de que la red no se rompa y pueda así perdurar la comunión universal”

jueves, 8 junio 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En la catequesis semanal que ha tenido lugar durante la audiencia general del miércoles 7 de junio, el Santo Padre Benedicto XVI continuó hablando del primero de los Apóstoles, San Pedro. “El evangelista Juan, describiendo el primer encuentro de Jesús con Simón, hermano de Andrés, registra un hecho singular: Jesús, fijando la mirada sobre él, dijo: Tú eres Simón, hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que quiere decir Pedro)”. Jesús no solía cambiar el nombre a sus discípulos... En cambio, lo hizo con Simón, llamándolo Cefas, nombre que después fue traducido al griego como Petros y al latín como Petrus. Y fue traducido precisamente porque no era sólo un nombre, era un “mandato” que Pedro recibía de esa manera del Señor”. El Santo Padre recordó después que en el Antiguo Testamento, “el cambio de nombre anunciaba generalmente que se confiaba a la persona una misión” y la voluntad de Cristo de atribuir a Pedro “un especial relieve dentro del Colegio apostólico” se pone de manifiesto ante los numerosos indicios que señalan los Evangelios.
“Pedro mismo es, por lo demás, consciente de esta posición particular suya - continuó el Papa -: es él quien, frecuentemente, en nombre también de los demás habla pidiendo la explicación de una palabra difícil, o el sentido exacto de un precepto o la promesa formal de una recompensa. En particular, es él quien resuelve ciertas situaciones embarazosas interviniendo en nombre de todos... A Jesús que pregunta: “Vosotros, ¿quién decís que soy yo?”, Pedro responde: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. En respuesta Jesús pronuncia entonces la declaración solemne que define, de una vez por todas, el papel de Pedro en la Iglesia: “Y yo te digo: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia... A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos, y todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos”. Las tres metáforas a las que Jesús recurre son en sí mismas muy claras: Pedro será el fundamento rocoso sobre el que se apoyará el edificio de la Iglesia; él tendrá las llaves del Reino de los Cielos para abrir o cerrar a quien le parezca justo; finalmente, él podrá atar o desatar en el sentido de que podrá establecer o prohibir lo que considere necesario para la vida de la Iglesia, que sigue siendo de Cristo. Es siempre Iglesia de Cristo y no de Pedro”.
También tras su resurrección, Jesús encarga a las mujeres de que lleven el anuncio a Pedro, distintamente de los demás Apóstoles, será después el único testigo entre los apóstoles de una aparición del Resucitado. “Este papel suyo, señalado con decisión - dijo el Papa -, marca la continuidad entre la preeminencia que tiene en el grupo apostólico y la preeminencia que continuará teniendo en la comunidad nacida con los acontecimientos pascuales”. Diversos textos claves referidos a Pedro se pueden contemplar en el contexto de la Última Cena, en la que Cristo confiere a Pedro el ministerio de confirmar a sus hermanos: este hecho muestra “como la Iglesia que nace del memorial pascual celebrado en la Eucaristía tenga en el ministerio confiado a Pedro uno de sus elementos constitutivos… e indica también el sentido último de este primado: Pedro, para todos los tiempos, debe ser el custodio de la comunión con Cristo, debe guiar a la comunión con Cristo, debe preocuparse de que la red no se rompa y pueda así perdurar la comunión universal… Responsabilidad de Pedro es la de garantizar así la comunión con Cristo, con la caridad de Cristo, guiando a la realización de esta caridad en la vida de cada día”.
Finalmente el Santo Padre Benedicto XVI invitó a rezar para que el Primado de Pedro “pueda ser ejercido siempre en este sentido originario querido por el Señor y pueda ser así cada vez más reconocido en su verdadero significado por los hermanos que todavía no están en plena comunión con nosotros”. (SL) (Agencia Fides 8/6/2006 Líneas: 49 Palabras: 730)


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