Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Vive escoltado día y noche, en una zona donde dominan los atentados y los enfrentamientos armados entre el ejercito y los rebeldes. Mons. Angelito Lampon de los Misioneros Oblatos de Maria Inmaculada, prosigue con coraje la actividad pastoral en el Vicariato Apostólico de Jolo, área en su mayoría islámica y puesto fuerte de los rebeldes de “Abu Sayyaf”, conocidos por sembrar la muerte y el terror en las islas Filipinas meridionales.
Su predecesor, Mons. Benjamus De Jesús, fue brutalmente asesinado en una emboscada en febrero de 1997 y es uno de los numerosos mártires que han pagado con su vida el testimonio de fe y el compromiso misionero en el Sur de Filipinas. Desde entonces el gobierno filipino impuso una escolta armada al Obispo y protege con el ejercito los principales lugares de culto y de actividad de la comunidad católica.
Mons. Lampon ha explicado a la Agencia Fides: “En nuestra región de Jolo, Tawi-Tawi y del archipiélago de Sulu hay una situación de violencia generalizada. Los rebeldes son activos y con frecuencia se enfrentan con el ejercito. Intentamos sobrevivir en la humildad y en la máxima prudencia, llevando adelante nuestras actividades pastorales, intentando mantener con dificultad la luz de la fe en una zona en su mayoría musulmana”.
La asistencia a la comunidad católica, explica el Obispo, “consiste sobre todo en la administración de los Sacramentos, en la gestión de algunas escuelas y de la estación de radio católica en Jolo, muy importante para la vida de nuestro Vicariato Apostólico. Intentamos servir a nuestros fieles a pesar del peligro constante. La fe me ayuda a desarrollar la misión que me ha sido confiada , como hicieron en el pasado los Obispos que me han precedido y como me enseñó Mons. Bejamus De Jesús, hombre de paz que dio su vida por la fe”.
Mons. Lampon cuenta a la Agencia Fides la vida de la pequeña comunidad católica de Jolo, de 24.000 personas sobre cerca de un millón de musulmanes: “La gente vive atemorizada. Muchos de los católicos han sido asesinados; se producen con frecuencia rapiñas. Actualmente se encuentran en manos de los rebeldes dos médicos católicos secuestrados en Jolo el 3 de septiembre y mientras las familias viven en la angustia estamos intentando conseguir su rescate. No tenemos elección: continuamos adelante en medio de estas dificultades pero nuestra fe no disminuye”.
La vida en la isla esta militarizada y el terror es palpable. El Obispo explica: “Me veo obligado a tener una escolta con algunos soldados que me protegen día y noche. También la catedral y las escuelas de Jolo están vigiladas de modo permanente: el gobierno nos ofreció esta ayuda después de los homicidios que la Iglesia sufrió en los años pasados para intentar proteger a los civiles desarmados”.
“La misión de la Iglesia en esta situación - señala Mons. Lampon – es construir la paz: nos vemos directamente implicados en el diálogo interreligioso, por medio de la Bishop-Ulama Conference, que une a los líderes cristianos y musulmanes. Estamos en contacto con grupos musulmanes a nivel local e intentamos ayudar en el proceso de paz en la región actuando de intermediarios entre el gobierno y los rebeldes y buscando establecer buenas relaciones entre musulmanes y cristianos”.
El Obispo concluye: “La esperanza no decae nunca, esto es todo lo que nos queda. La posibilidad real de obtener la paz pasa por el dialogo y el establecimiento de relaciones de confianza. La mayor dificultad es la presencia de pequeños grupos de fundamentalistas islámicos que fomentan el odio y luchan por islamizar el territorio. Pero existen también grupos cristianos que miran a los musulmanes con gran desconfianza porque no los ven capaces de promover la paz, y también esto es una actitud errada”.
(PA) (Agencia Fides 26/9/2003 Líneas: 51 palabras: 664)