VATICANO - “Llevad la luz de Cristo a todos los ambientes sociales y culturales en los que vivís… Iluminad la oscuridad de un mundo trastornado por los mensajes contradictorios de las ideologías!” Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI al Congreso Mundial de los Movimientos eclesiales y de las nuevas Comunidades

jueves, 1 junio 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “En espera del encuentro previsto para el sábado 3 de junio en Plaza San Pedro con los miembros de más de cien Movimientos eclesiales y nuevas Comunidades, me complace ofreceros a vosotros, representantes de todas estas realidades eclesiales, reunidos en Rocca di Papa en Congreso Mundial, un caluroso saludo con las palabras del Apóstol: “El Dios de la esperanza os colme de toda alegría y paz en la fe, para que abundéis en la esperanza por la virtud del Espíritu Santo” (Rm 15, 13)”. Se abre así el Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI a los participantes en el Segundo Congreso Mundial de los Movimientos eclesiales y de las nuevas Comunidades, que ha sido leído al inicio de las sesiones de trabajo, el miércoles 31 de mayo, por Su Exc. Mons. Josef Clemens, Secretario del Pontificio Consejo para los Laicos.
El Santo Padre Benedicto XVI recuerda su intervención como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en el Primer Congreso de los Movimientos en 1998, y las palabras de Juan Pablo II, que definió entonces a los Movimientos como “signos de esperanza para bien de la Iglesia y de los hombres”. Después el Santo Padre Benedicto XVI invita a reflexionar “sobre lo que caracteriza esencialmente el acontecimiento cristiano: en él, en efecto, nos sale al encuentro Aquel que en carne y sangre, visiblemente, históricamente, ha traído el esplendor de la gloria de Dios sobre la tierra”.
En una época en la que la razón del hombre está seriamente amenazada por el relativismo y el nihilismo, el Santo Padre observa que “Cristo se hace presente en el corazón del hombre y lo atrae. Es gracias a esta extraordinaria atracción que la razón es substraída de su torpeza y abierta al Misterio”. Éste “ha puesto a tantas personas en ‘movimiento’. A través de los fundadores y los iniciadores de vuestros Movimientos y Comunidades habéis entrevisto con singular luminosidad el rostro de Cristo y os habéis puesto en camino. También hoy Cristo sigue haciendo resonar en el corazón de tantos aquel “ven y sígueme” que puede decidir su propio destino. Esto sucede normalmente a través del testimonio de quien ha hecho una personal experiencia de la presencia de Cristo”.
El Mensaje del Santo Padre continúa con una recomendación a los Movimientos: “Haced de manera que los Movimientos sean siempre escuelas de comunión, compañías en camino en las que se aprende a vivir en la verdad y en el amor que Cristo nos ha revelado y comunicado a través del testimonio de los Apóstoles, dentro de la gran familia de sus discípulos”. Y tras esto hace un llamamiento: “Llevad la luz de Cristo a todos los ambientes sociales y culturales en que vivís… ¡Iluminad la oscuridad de un mundo trastornado por los mensajes contradictorios de las ideologías! No hay belleza que valga si no hay una verdad a reconocer y a seguir, si el amor cede a un sentimiento pasajero, si la felicidad se convierte en un espejismo inalcanzable, si la libertad degenera en instinto… Llevad a este mundo turbado el testimonio de la libertad con la que Cristo nos ha liberado. La extraordinaria fusión entre el amor de Dios y el amor del prójimo hace bella la vida y reflorecer el desierto en el que frecuentemente nos encontramos viviendo”.
En la parte conclusiva el Papa señala que los Movimientos eclesiales y las nuevas Comunidades “son hoy signo luminoso de la belleza de Cristo y de la Iglesia, su Esposa” y pertenecen “a la estructura viva de la Iglesia”. Después les da las gracias por el compromiso misionero, por la acción formativa de las familias cristianas, por la promoción de las vocaciones y por la disponibilidad con la que son acogidas las indicaciones del Sucesor de Pedro y de los Obispos en las diversas Iglesias locales. “Confío en vuestra diligente obediencia - dijo todavía Benedicto XVI -. Más allá de las afirmaciones del derecho a la propia existencia, debe prevalecer siempre, con indiscutible prioridad, la edificación del Cuerpo de Cristo en medio a los hombres: Todo problema debe ser afrontado por los Movimientos con sentimientos de profunda comunión, en espíritu de adhesión a los legítimos Pastores”. (SL) (Agencia Fides 1/6/2006 Líneas: 52 Palabras: 752)


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