VATICANO - El Papa, durante la Audiencia general, recorre las etapas del Viaje apostólico a Polonia: “¡Vuelvan los hombres a reconocer que Dios es Padre de todos y que a todos nos llama en Cristo para construir juntos un mundo de justicia, de verdad y de paz!” - Llamamiento por la pacificación de Timor Oriental

jueves, 1 junio 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Durante la Audiencia general del miércoles 31 de mayo, el Santo Padre Benedicto XVI recorrió las principales etapas de su reciente Viaje apostólico a Polonia. El Papa antes que nada agradeció al Episcopado polaco, al Presidente de la República y a las Autoridades del País, junto a todos aquellos que han colaborado al éxito de su visita. “Sobre todo quiero dar un gran ‘gracias’ a los católicos y a todo el pueblo polaco, a quienes he sentido apretarse en torno a mi en un abrazo rico de calor humano y espiritual”, señaló el Papa Benedicto XVI. El primer encuentro fue reservado a los sacerdotes, reunidos en la Catedral de Varsovia. Después, en la Iglesia luterana de la Santísima Trinidad tuvo lugar el encuentro con los representantes de las diversas iglesias y comunidades eclesiales que viven en Polonia: “He reafirmado el firme propósito de considerar el compromiso por la reconstrucción plena y visible de la unidad de los cristianos como una verdadera prioridad de mi ministerio”. Tras esto, una solemne Eucaristía fue celebrada en Plaza Pilsudski, abarrotada de gente, en el centro de Varsovia, lugar que “ha adquirido ya un valor simbólico, habiendo acogido acontecimientos históricos como las Santas Misas celebradas por Juan Pablo II y los funerales del Cardenal Primado Stefan Wyszynski, así como algunas concurridísimas celebraciones de sufragio en los días que siguieron a la muerte de mi venerado Predecesor”.
El Papa Benedicto XVI recordó después su visita a los Santuarios que han marcado la vida del sacerdote y obispo Karol Wojtyla. A los numerosísimos fieles y especialmente a los religiosos, religiosas, seminaristas y representantes de los Movimientos eclesiales reunidos en Czestochowa “he querido volver a proponer la fe como actitud fundamental del espíritu, que no es algo únicamente intelectual o sentimental”. Visitando después el maravillosos santuario de Kalwaria Zebrzydowska, cercano a Cracovia, “he pedido (a la Virgen de los Dolores) que sostenga la fe de la Comunidad eclesial en los momentos de dificultad y prueba”. Finalmente, la visita al Santuario de la Divina Misericordia, “me ha permitido señalar que sólo la Divina Misericordia ilumina el misterio del hombre”.
El Santo Padre Benedicto XVI definió como una “bellísima experiencia” el encuentro con los jóvenes en Cracovia: “A los jóvenes, que acudieron en un gran número, entregué simbólicamente la “Llama de la Misericordia”, para que sean en el mundo heraldos del Amor y de la Misericordia Divina. Con ellos medité sobre la parábola evangélica de la casa construida sobre la roca”. “¡Permaneced firmes en la fe! Ésta es la consigna que he dejado a los hijos de la amada Polonia - dijo Benedicto XVI , animándoles a perseverar en la fidelidad a Cristo y a la Iglesia, para que no falte a Europa y al mundo el aporte de su testimonio evangélico. Todos los cristianos deben sentirse comprometidos a dar este testimonio, para evitar que la humanidad del tercer milenio pueda volver a conocer horrores similares a aquellos trágicamente evocados por el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Justamente en aquel lugar, tristemente conocido en todo el mundo, quise detenerme antes de mi regreso a Roma. En el campo de Auschwitz-Birkenau, como en otros campos similares, Hitler hizo exterminar a más de seis millones de hebreos. En Auschwitz-Birkenau murieron también unos 150.000 polacos y decenas de millares de hombres y mujeres de otras nacionalidades. Frente al horror de Auschwitz no hay otra respuesta que la Cruz de Cristo: el Amor descendió hasta el fondo del abismo del mal, para salvar al hombre en su raíz, donde su libertad puede rebelarse contra Dios. ¡Que la humanidad de hoy no olvide a Auschwitz y las demás “fábricas de la muerte” en las que el régimen nazi intentó eliminar a Dios para tomar su puesto! ¡Que no ceda a la tentación del odio racial que es el origen de las peores formas de antisemitismo! ¡Que los hombres vuelvan a reconocer que Dios es Padre de todos y que a todos nos llama en Cristo para construir juntos un mundo de justicia, de verdad y de paz!”
Al término de los saludos en las diversas lenguas, el Papa Benedicto XVI lanzó un llamamiento por Timor Oriental: “Mi pensamiento se dirige ahora hacia la querida nación de Timor Oriental, presa en estos días de tensiones y violencias, que han provocado víctimas y destrucción. Mientras aliento a la Iglesia local y a las organizaciones católicas a continuar, junto a las demás organizaciones internacionales, en las labores de asistencia a los refugiados, os invito a rezar a la Virgen Santa para que sostenga con su materna protección los esfuerzos de cuantos están contribuyendo a la pacificación de los ánimos y al regreso a la normalidad”. (SL) (Agencia Fides 1/6/2006 Líneas: 59 Palabras: 858)


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