ASIA/TIMOR ORIENTAL - Se agudiza la crisis social y política en Timor Oriental. Irrupción en la misión de los Salesianos de Dili, el refugio de tantos prófugos.

miércoles, 31 mayo 2006

Dili (Agencia Fides) - Ni siquiera la misión de los Salesianos de Dili ha sido respetada por las violencias que asolan estos días Timor Oriental. Bandas criminales o “grupos de milicianos” - como se les llama recordando las violencias de 1999 - han irrumpido en la misión Salesiana a poca distancia de la capital para saquear las reservas de provisiones. El compound de los Salesianos acoge a más de 8.000 refugiados que han huido de la capital en busca de las mínimas condiciones de seguridad. La estructura no está habituada a soportar un presión similar y las provisiones están casi agotadas. Los religiosos están preocupados por los días venideros, especialmente por la presencia de numerosas mujeres, niños y ancianos entre los refugiados. Según una primera fragmentaria reconstrucción, una banda de hombres armados ha tratado de penetrar en el campo, aprovechándose del hecho de que los soldados australianos que lo custodian, habían sido llamados a otro lado. El Padre Adriano de Jesús, Salesiano responsable de la misión, que ha tratado de detener al grupo, ha sido golpeado con piedras, pero sus condiciones son buenas. Otros dos hombres han sido heridos con armas de fuego y entre los refugiados se ha difundido el terror. También la casa de los Padres Jesuitas de Dili ha abierto las puertas a los prófugos, acogiendo más de 700.
Mientras tanto, continúan las violencias continúan en la capital Dili, a pesar de la presencia de tropas australianas. Ante el agravamiento de la situación, el presidente de Timor Este, Xanana Gusmao, ha asumido el mando de la policía y de las fuerzas de seguridad. Gusmao será también responsable de la coordinación de la fuerza de paz compuesta por 2.500 militares australianos. Las dos facciones militares (el ejército regular y el grupo de los 600 soldados despedidos) continúan enfrentándose. Los rebeldes continúan pidiendo la dimisión del Primer Ministro, Mari Alkatiri, aborrecido por la mayor parte de la población. Según fuentes locales, en Timor Este se está desarrollando una lucha por el poder que podría conducir al país hacia una nueva y dramática fase de inestabilidad y desórdenes. El conflicto, en efecto, se ha extendido y se temen también infiltraciones procedentes de Timor Oeste de milicianos deseosos de venganza. Además de las razones políticas, el descontento tiene también razones económicas: pobreza y desocupación reinan en el país y el gobierno es acusado de mala administración.
Otra cuestión sin resolver es la del proceso de reconciliación: la gente, tras las masacres de 1999 (en las que murieron más de 180.000 personas) pide justicia pero la Comisión para la Verdad y los Tribunales instituidos para esto no han alcanzado hasta ahora resultados apreciables. Mientras tanto, prospera una cultura de la impunidad y de la ilegalidad. Esto contribuye a crear una profunda fractura en la sociedad de Timor: el robo de los documentos relativos a las violencias del 1999, realizado en los días pasados en el Despacho del Procurador general de Dili, en esta fase de desorden e inseguridad, son suficiente testimonio del caos y dificultades que este proceso encontrará. (PA) (Agencia fides 31/5/2006 Líneas: 37 Palabras: 537)


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