VATICANO - En Cracovia el Santo Padre Benedicto XVI celebra en el parque de Blonie: “Aquí quiero también pedirle a Dios que conserve en vosotros la herencia de la fe, de la esperanza y de la caridad que ha dejado al mundo, y en particular a vosotros, Juan Pablo II”

lunes, 29 mayo 2006

Cracovia (Agencia Fides) - El domingo 28 de mayo, Solemnidad de la Ascensión del Señor, el Santo Padre Benedicto XVI, presidió la Celebración Eucarística en el Parque Blonie de Cracovia. Concelebraron con él los Cardenales y Obispos polacos, los Obispos huéspedes, a los Cardenales y Obispos del séquito. Ilustrando el significado de la pregunta referida en el pasaje de los Hechos de los Apóstoles proclamado en esta solemnidad - “Hombres de Galilea, ¿qué hacéis mirando al cielo?” - el Papa subrayó como “en la respuesta a esta pregunta se encierra la verdad fundamental sobre la vida y destino del hombre”. “Para nosotros, aquel acontecimiento de hace dos mil años es bien legible. Estamos llamados, permaneciendo en la tierra, a mirar fijamente hacia el cielo, a dirigir nuestra atención, nuestro pensamiento y nuestro corazón hacia el inefable misterio de Dios. Estamos llamados a mirar en la dirección de la realidad divina, hacia la que el hombre está orientado desde la creación. Allí está encerrado el sentido definitivo de nuestra vida”.
“Con profunda conmoción celebro hoy la Eucaristía en la explanada de Blonie de Cracovia, lugar en el que otras veces celebró el Santo Padre Juan Pablo II durante sus inolvidables viajes apostólicos a su país natal”, confió el Santo Padre durante la homilía, y afirmó: “¡Cracovia, la ciudad de Karol Wojtyla y de Juan Pablo II, es también mi Cracovia! Es también una Cracovia querida para el corazón de innumerables multitudes de cristianos en todo el mundo”. Tras esto, el Santo Padre dijo que había ido a Polonia “por una necesidad del corazón, como peregrino tras las huellas de mi Predecesor… Quería respirar el aire de su patria. Quería contemplar la tierra en la que nació y donde creció hasta asumir el incansable servicio a Cristo y a la Iglesia universal. Deseaba sobre todo reunirme con los hombres vivos, sus con-nacionales, experimentar vuestra fe de la que él extrajo la linfa vital, y asegurarme que estáis firmes en ella. Aquí quiero también pedirle a Dios que conserve en vosotros la herencia de la fe, de la esperanza y de la caridad que ha dejado al mundo, y en particular a vosotros, Juan Pablo II”.
Recordando el lema de su peregrinación, “¡Permaneced firmes en la fe!”, y la promesa de la efusión del Espíritu Santo por parte del Señor que asciende al Cielo, el Santo Padre Benedicto XVI dijo: “Junto a la elección de Karol Wojtyla a la Sede de Pedro al servicio de toda la Iglesia, vuestra tierra se ha convertido en lugar de particular testimonio de fe en Jesucristo. Vosotros mismos habéis sido llamados a dar este testimonio ante el mudo entero. Esta vocación vuestra es siempre actual, y quizás todavía más actual desde el momento de la beata muerte del Siervo de Dios. ¡Que no le falta al mundo vuestro testimonio!... También yo, Benedicto XVI, sucesor del Papa Juan Pablo II, os pido que miréis desde la tierra el cielo, para fijar la mirada en Aquel que - desde hace dos mil años - es seguido por las generaciones que viven y se suceden sobre nuestra tierra, reencontrando en Él el sentido definitivo de la existencia. Fortalecidos por la fe en Dios, comprometeos con ardor en continuar consolidando su Reino en la tierra: el Reino del bien, de la justicia, de la solidaridad y de la misericordia. Os pido que testimoniéis con valentía el Evangelio ante el mundo de hoy, llevando la esperanza a los pobres, a los que sufren, a los abandonados, a los desesperados, a aquellos que tienen sed de libertad, de verdad y de paz. Haciendo el bien al prójimo y mostrándoos solícitos por el bien común, testimoniad que Dios es amor. Os pido, finalmente, que compartáis con los demás pueblos de Europa y del mundo el tesoro de la fe”.
Al termino de la Santa Misa, introduciendo la oración del Regina Caeli, el Santo Padre Benedicto XVI saludó una vez más “a los habitantes de Cracovia y a todos los huéspedes de toda Polonia”: “Os confío a todos a la Madre del Redentor y a Ella le pido que os guíe en la fe. Os doy las gracias por vuestra presencia y por el testimonio de vuestra fe”. (SL) (Agencia Fides 29/5/2006 Líneas: 53 Palabras: 772)


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