VATICANO - En el Santuario de Jasna Gora el Santo Padre Benedicto XVI alienta a los religiosos, seminaristas y movimientos eclesiales: permaneciendo junto a María “experimentaréis que Dios es amor, y transmitiréis este mensaje al mundo con la riqueza y variedad que el mismo Espíritu Santo sabrá suscitar”

sábado, 27 mayo 2006

Czestochowa (Agencia Fides) - En la tarde del viernes 26 de mayo, el Santo Padre Benedicto XVI se dirigió a Czestochowa y, después de un rato de oración ante el venerado icono de la Virgen Negra custodiada en el Santuario de Jasna Gora, tuvo un encuentro con los religiosos, religiosas, seminaristas y representantes de los movimientos eclesiales. “María, la Madre del Señor, está en medio de nosotros - dijo el Santo Padre en su discurso -. Hoy es Ella quien guía nuestra meditación; Ella nos enseña a rezar. Ella nos indica cómo abrir nuestras mentes y nuestros corazones a la potencia del Espíritu Santo, que viene a nosotros para que nosotros lo llevemos al mundo entero. Tenemos necesidad de un momento de silencio y de recogimiento para entrar en su escuela, para que Ella nos enseñe cómo vivir de fe, cómo crecer en ella, cómo permanecer en contacto con el misterio de Dios en los acontecimientos ordinarios, cotidianos, de nuestra vida”.
El Santo Padre recomendó a los religiosos, a las religiosas y a las personas consagradas que recordaran el entusiasmo con que habían emprendido el camino de la vida consagrada: “¡Procurad no perder el impulso inicial, y dejad que María os conduzca hacia una adhesión cada vez más plena! Cualquiera que sea la misión que se os confíe, cualquiera que sea el servicio claustral o apostólico que estéis realizando, conservad en el corazón el primado de vuestra vida consagrada y que ésta reavive continuamente vuestra fe. La vida consagrada vivida en la fe une estrechamente con Dios, despierta carismas y confiere una extraordinaria fecundidad a vuestro servicio”.
A los candidatos al sacerdocio el Santo Padre Benedicto XVI les propuso reflexionar sobre el modo en que María aprendía de Jesús: “¡En vuestro camino y en vuestro futuro ministerio sacerdotal dejaros guiar por María para “aprender” Jesús! Miradlo fijamente, permitid que Él os forme, para que, en un futuro ya próximo, a través de vuestro ministerio, todos los que se acerquen a vosotros, puedan verle a Él. Cuando toméis en vuestras manos el Cuerpo eucarístico de Jesús, para alimentar de Él al Pueblo de Dios, y cuando asumáis la responsabilidad hacia aquella parte del Cuerpo Místico que os será confiada, recordad la actitud de estupor y adoración que caracterizó la fe de María. Como Ella en su responsable, materno amor hacia Jesús, conservó el amor virginal lleno de estupor, así también vosotros, arrodillándoos litúrgicamente en el momento de la consagración, conservad en vuestro ánimo la capacidad de asombraros y de adorar. Sabed reconocer en el Pueblo de Dios que se os confíe los signos de la presencia de Cristo… El mundo y la Iglesia tienen necesidad de sacerdotes, de santos sacerdotes”.
Finalmente el Santo Padre se ha dirigido a los representantes de los nuevos Movimientos de la Iglesia: “Mi deseo es que seáis cada vez más numerosos, para servir la causa del Reino de Dios en el mundo de hoy. Creed en la gracia de Dios que os acompaña y llevadla a los tejidos vivos de la Iglesia y en modo particular allí donde no puede llegar el sacerdote, el religioso o la religiosa… Formad vuestras mentes y vuestros corazones con las obras de los grandes maestros y testigos de la fe, recordando que las escuelas de espiritualidad no deben ser un tesoro encerrado en los conventos o en las bibliotecas. La sabiduría evangélica, leída en las obras de los grandes santos y verificada en sus vidas, se debe anunciar de modo maduro, no infantil ni agresivo, en el mundo de la cultura y del trabajo, en el mundo de los mass media y de la política, en el mundo de la vida familiar y social”. (S.L.) (Agencia Fides 27/5/2006 Líneas: 45 Palabras: 673)


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