VATICANO - “También nosotros como Pedro, debemos convertirnos siempre. Debemos seguir a Jesús y no precederlo: es Él quien nos muestra el camino. Es el Señor quien me dice, quien te dice: ¡Sígueme! Y debemos tener la valentía y la humildad de seguir a Jesús, porque Él es el Camino, la Verdad y la Vida”: el Santo Padre Benedicto XVI dedica su catequesis a la figura de San Pedro

jueves, 18 mayo 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “En la nueva serie de catequesis hemos buscado sobre todo entender mejor qué es la Iglesia, cuál es la idea del Señor respecto a esta nueva familia - comenzó diciendo el Santo Padre en su discurso durante la audiencia general del miércoles 17 de mayo -. Después dijimos que la Iglesia existe en las personas. Y hemos visto que el Señor ha confiado esta nueva realidad, la Iglesia, a sus doce Apóstoles. Ahora queremos contemplarles uno a uno, para entender en las personas qué es la Iglesia, qué es seguir a Jesús. Comenzamos con San Pedro”.
El Papa recordó en primer lugar que “tras Jesús, Pedro es el personaje más conocido y más citado en los escritos neotestamentarios… Su modo de hablar estaba marcado por el acento de la Galilea. Tanto él como su hermano eran pescadores. Debía pues gozar de un cierto bienestar económico y estaba animado de un sincero interés religioso, de un deseo de Dios - él deseaba que Dios interviniera en el mundo - un deseo que lo empujó a ir con su hermano hasta Judea para seguir la predicación de Juan el Bautista”. Simón “era un hebreo creyente y observante, confiado en la presencia viva de Dios en la historia de su pueblo. Los Evangelios nos informan de que Pedro está entre los primeros cuatro discípulos del Nazareno, a los cuales se añadió un quinto, según la costumbre de cada Rabí de tener cinco discípulos. Cuando Jesús pase de cinco a doce discípulos, manifestará la novedad de su misión: Él no es uno de tantos rabinos, sino que ha venido a reunir al Israel escatológico, simbolizado por el número doce, tantas cuantas eran las tribus de Israel”.
En los Evangelios Simón aparece “con un carácter decidido e impulsivo, aunque a veces también ingenuo y temeroso. Honesto y capaz de un arrepentimiento sincero. Los Evangelios nos permiten seguir paso a paso su itinerario espiritual. El punto de partida es la llamada por parte de Jesús. Sucede un día cualquiera, mientras Pedro realizaba su trabajo de pescador. Jesús dice a Simón: “Rema mar adentro y echad las redes para pescar”. Simón el pescador se fía de este Rabí, que no le da respuestas pero que le llama a fiarse. Su reacción ante la pesca milagrosa es la del estupor. Jesús responde invitándolo a la confianza y a abrirse a un proyecto que sobrepasa toda perspectiva suya: “No temas: desde ahora serás pescador de hombre”. Simón “acepta esta llamada sorprendente, de dejarse envolver en esta gran aventura: es generoso, se reconoce limitado, pero cree en aquel que le llama y persigue el sueño de su corazón. Dice sí - un sí valiente y generoso - y se convierte en discípulo de Jesús”.
“Pedro vivirá otro momento significativo en su camino espiritual cerca de Cesárea de Filipo, cuando Jesús hace a los discípulos una pregunta precisa: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Y Pedro responde también por los demás: “Tú eres el Cristo”. Sin embargo, Pedro no había entendido todavía el profundo contenido de la misión mesiánica de Jesús. Pedro quiere un Mesías “hombre divino”, que realice las expectativas de la gente imponiendo a todos su potencia: es también nuestro deseo que el Señor imponga su potencia y transforme inmediatamente al mundo. Jesús se presenta como el “Dios humano”, el Siervo de Dios, que desconcierta las expectativas de la multitud, tomando un camino de humildad y sufrimiento”.
“Pedro aprende así qué significa seguir verdaderamente a Jesús. Es su segunda llamada… es necesario saber renunciar, si es necesario al mundo entero para salvar los verdaderos valores, para salvar el alma, para salvar la presencia de Dios en el mundo. Aunque con esfuerzo, Pedro acoge la invitación y prosigue su camino tras las huellas del maestro”. Tras esto, el Papa concluyó señalando las analogías del comportamiento de Pedro con el nuestro: “También nosotros tenemos deseo de Dios, aunque queremos ser generosos… También nosotros esperamos que Dios actúe con fuerza en el mundo y lo transforme inmediatamente según nuestras ideas, según las necesidades que vemos. Dios elige otro camino. Dios elige la vía de la transformación de los corazones en el sufrimiento y la humildad. También nosotros, como Pedro, debemos convertirnos siempre. Debemos seguir a Jesús, no precederlo: es Él quien nos muestra la vía. Así Pedro nos dice: Tú piensas que tienes la receta y que tienes que transformar el cristianismo, pero es el Señor quien conoce el camino. Es el Señor quien me dice, quien te dice: ¡Sígueme! Y debemos tener la valentía y la humildad de seguir a Jesús, porque Él es la Vía, la Verdad y la Vida”. (S.L.) (Agencia Fides 18/5/2006 Palabras: 855 Líneas: 58


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