VATICANO - El Santo Padre Benedicto XVI a la Plenaria del Pontificio Consejo para la Familia: “La familia fundada en el matrimonio constituye un “patrimonio de la humanidad”, una institución mundial fundamental; es la célula vital y el pilar de la sociedad y esto interesa a creyentes y no creyentes”

lunes, 15 mayo 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “La familia fundada en el matrimonio constituye un “patrimonio de la humanidad”, una institución social fundamental; es la célula vital y el pilar de la sociedad y esto interesa a creyentes y no creyentes. Esto es una realidad que todos los Estados deben tener en la máxima consideración porque, como amaba repetir Juan Pablo II, “el futuro de la humanidad pasa a través de la familia” (Familiaris consortio, 86)”. Así hablaba el Santo Padre Benedicto XVI a los participantes en la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para la Familia, recibidos en audiencia el pasado 13 de mayo. Evocando los principios cristianos sobre el matrimonio y la familia, el Papa Benedicto XVI recordó que el matrimonio ha sido elevado por Cristo “a la altísima dignidad de sacramento… Confiere mayor esplendor y profundidad al vínculo conyugal y compromete más fuertemente a los esposos que, bendecidos por el Señor de la Alianza, se prometen fidelidad hasta la muerte en el amor abierto a la vida. Para ellos, el centro y el corazón de la familia es el Señor, que les acompaña en su unión y les sostiene en la misión de educar a los hijos hasta la edad madura”.
En el mundo contemporáneo se están difundiendo por desgracia concepciones equívocas sobre estos temas, sin embargo, ha exhortado el Santo Padre, “no debemos cansarnos jamás de presentar la verdad sobre el instituto familiar, así como ha sido querido por Dios desde la creación”. Frente a tantas amenazas para la estabilidad de la familia “es necesario frecuentemente ir contracorriente respecto a la cultura dominante, y esto exige paciencia, esfuerzo, sacrificio y búsqueda incesante de mutua comprensión. Pero también hoy es posible a los cónyuges superar las dificultades y mantenerse fieles a su vocación, pidiendo la ayuda de Dios con la oración y participando asiduamente a los sacramentos, en particular de la Eucaristía”. Tras esto el Papa llamó la atención sobre otro tema actual particularmente delicado, el respeto del embrión humano, “que debería nacer siempre de un acto de amor y ser ya tratado como persona. Los progresos de la ciencia y de la técnica en el ámbito de la bioética se transforman en amenazas cuando el hombre pierde el sentido de sus límites y, en la práctica, pretende sustituir al Dios Creador”. En la Encíclica Humanae vitae se afirma con claridad que la procreación humana debe ser siempre fruto del acto conyugal, con su doble significado unitivo y procreador. “El momento histórico que estamos viviendo - continuó el Santo Padre - pide de las familias cristianas que testimonien con coherente valentía que la procreación es fruto del amor. Un testimonio así no dejará de estimular a políticos y legisladores a salvaguardar los deseos de la familia. Es conocido en efecto como van acreditándose soluciones jurídicas para las denominadas “uniones de hecho” que, aún rechazando las obligaciones del matrimonio, pretender gozar de derechos equivalentes. A veces, incluso, se quiere llegar a una nueva definición del matrimonio para legalizar uniones homosexuales, atribuyéndolas también el derecho a adoptar hijos”.
En la parte conclusiva de su discurso, el Papa ha reflexionado sobre el envejecimiento de la población en vastas zonas del mundo - el denominado “invierno demográfico” - y ha exhortado a trabajar por devolver la confianza a las familias, “para que puedan seguir realizando su noble misión de procrear en el amor”. Agradeció después al Pontificio Consejo para la Familia por su compromiso en dialogar con cuantos tienen responsabilidad política y legislativa en estos temas, y para ofrecer a las Iglesias locales cursos abiertos a los responsables de la pastoral. “Aprovecho esta ocasión para reiterar la invitación a todas las comunidades diocesanas a participar con sus delegaciones en el IV Encuentro Mundial de las Familias, que tendrá lugar el próximo mes de julio en Valencia, España, y al que si Dios quiere, tendré la alegría de participar personalmente”. Finalmente el Santo Padre impartió la Bendición a los presentes y a todas las familias “para que sigan construyendo sus hogares según el ejemplo de la Santa Familia de Nazaret”. (S.L.) (Agencia Fides 15/5/2006 Líneas: 52 Palabras: 738)


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