VATICANO - La catequesis del Papa Benedicto XVI dedicada a la sucesión apostólica: “la sucesión en la función episcopal se presenta como continuidad del ministerio apostólico, como garantía de perseverancia en la Tradición apostólica, palabra y vida, que nos ha confiado el Señor "

jueves, 11 mayo 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Después de haber meditado en las anteriores audiencias generales sobre el sentido de la Tradición en la Iglesia - "que es la presencia permanente de la palabra y de la vida de Jesús en su pueblo" - el Santo Padre Benedicto XVI ha dedicado la catequesis del miércoles 10 de mayo al tema de la sucesión apostólica. "La palabra, para estar presente, tiene necesidad de una persona, de un testigo - ha explicado el Papa -. Y así nace esta reciprocidad: por una parte, la palabra tiene necesidad de la persona, pero, por otra parte, la persona, el testigo, está ligado a la palabra que le ha sido confiada y que él no ha inventado. Esta reciprocidad entre contenido --palabra de Dios, vida del Señor-- y persona que lo transmite es una característica de la estructura de la Iglesia, y hoy queremos meditar sobre este aspecto personal de la Iglesia”.
El Señor mismo convocó a los Doce, en quienes estaba representado el futuro Pueblo de Dios. En un primer momento completan su número con la elección de Matías en lugar de Judas, luego asocian progresivamente a otros a las funciones que les han sido confiadas para que continúen su ministerio”… "Como al inicio de la condición de apóstol hay una llamada y un envío del Resucitado - ha dicho el Papa Benedicto XVI - la sucesiva llamada e invitación a otros tendrá lugar, con la fuerza del Espíritu, por obra de quien ya ha sido constituido en el ministerio apostólico. Este es el camino por el que continuará este ministerio que, después, comenzando por la segunda generación, se llamará ministerio episcopal". Explicando el sentido de la palabra "Obispo", el Papa ha dicho que esta indica en su etimología griega, "uno que tiene una visión de lo alto, uno que mira con el corazón". Esta función del obispo se desarrollará luego en el tiempo, según "un desarrollo guiado por el Espíritu de Dios, que asiste a la Iglesia en el discernimiento de las formas auténticas de la sucesión apostólica, definidas cada vez mejor entre una pluralidad de experiencias y de formas carismáticas y ministeriales, presentes en la comunidad de los orígenes”.
La unión entre el Colegio de los Obispos y la comunidad originaria de los Apóstoles se entiende ante todo en la línea de la continuidad histórica, ha afirmado el Santo Padre, subrayando que "en la continuidad de la sucesión está la garantía de perseverancia en la comunidad eclesial, en el Colegio apostólico, reunido a su alrededor por Cristo. Pero esta continuidad, que vemos antes en la continuidad histórica de los ministros, debe entenderse también en sentido espiritual, pues la sucesión apostólica en el ministerio es considerada como lugar privilegiado de la acción y de la transmisión del Espíritu Santo". Sobre este argumento el Papa ha citado un texto de San Ireneo de Lión, que habla de la Iglesia "fundada y constituida en Roma por los gloriosos Apóstoles Pedro y Pablo" y por la tradición de la fe, "que llega hasta nosotros a través de los apóstoles mediante las sucesiones de los Obispos”. "La sucesión apostólica, verificada en virtud de la comunión con la de la Iglesia de Roma, es por tanto el criterio de permanencia de cada una de las Iglesias en la Tradición de la fe común apostólica, que a través de este canal ha podido llegar hasta nosotros desde los orígenes”.
Según los testimonios de la Iglesia antigua, ha continuado el Papa Benedicto XVI, "la apostolicidad de la comunión eclesial consiste en la fidelidad a la enseñanza y a la práctica de los apóstoles, a través de los cuales se garantiza la unión histórica y espiritual de la Iglesia con Cristo.... Lo que representan los apóstoles en la relación entre el Señor Jesús y la Iglesia de los orígenes, lo representa análogamente la sucesión ministerial en la relación entre la Iglesia de los orígenes y la Iglesia actual. No es una mera concatenación material; es más bien el instrumento histórico del que se sirve el Espíritu para hacer presente al Señor Jesús, cabeza de su pueblo, a través de quienes son ordenados por el ministerio por medio de la imposición de las manos y de la oración de los Obispos". (S.L) (Agencia Fides 11/5/2006, Líneas: 50 Palabras: 753)


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