AMERICA/ESTADOS UNIDOS - Llamamiento de Paz al término del Encuentro internacional promovido por la Comunidad de San Egidio: “La humanidad no se mejora con la violencia y el terror, sino con la fe y el amor. El fundamentalismo es la enfermedad infantil de todas las religiones y de todas las culturas”

viernes, 28 abril 2006

Washington (Agencia Fides) - Al finalizar el Encuentro Internacional Hombres y Religiones, promovido por la Comunidad de San Egidio (ver Fides 1/4/2006), que por primera vez se ha celebrado en los Estados Unidos, el 26 y 27 de abril, con el tema central “Religion and Cultures: the Courage of Dialogue”, fue proclamado y firmado en Washington, en la Georgetown University, el siguiente Llamamiento de Paz:
“Hombres y mujeres de las diversas religiones, de todos los continentes de este nuestro único mundo. Nos hemos reunido por primera vez en América guiados por el viento espiritual del “espíritu de Asís”. Aquí en Washington DC hemos rezado, hemos dialogado, hemos invocado de Dios el gran don de la paz. Hemos escuchado también la oración de tantos que piden globalizar la solidariedad para vencer la plaga de la pobreza. Nos ha llegado a través de los testimonios que hemos oído la súplica de todas las víctimas de la violencia, del terrorismo y de la guerra, de quien ha sido privado de los más mínimos derechos humanos, el derecho a la atención sanitaria, al agua y a la alimentación, a la libertad religiosa. Hemos comprendido que es inaceptable un mundo en el que millones de seres humanos luchan por sobrevivir, cuando la humanidad tiene a sus disposición más recursos que todas las generaciones juntas que nos han precedido.
Hemos venido aquí, hombres y mujeres, como peregrinos y buscadores de paz. Nuestro mundo parece haber olvidado que la vida humana es sagrada. Dios tiene compasión de quien sufre, de quien padece a causa de la guerra, de quien es víctima del ciego terrorismo. El mundo está cansado de vivir en el miedo. El miedo humilla lo mejor de nosotros mismos. El miedo y el pesimismo parecen a veces el único camino, pero es un camino de oscuridad. Las religiones no quieren la violencia, la guerra, el terrorismo: ¡No creáis a quien diga esto!
A todos nuestros correligionarios, a cada hombre y mujer queremos decir que quien usa la violencia desacredita su propia causa. Quien cree que sólo una violencia mayor es la respuesta a la injusticia sufrida, es que no ve las montañas de odio que contribuye a crear. La paz es el nombre de Dios. Dios jamás quiere la eliminación del otro. Tampoco los hijos de vuestros adversarios son jamás vuestros enemigos, sino sólo niños, necesitados de amor y protección.
La humanidad no se mejora con la violencia y el terror, sino con la fe y el amor. El fundamentalismo es la enfermedad infantil de todas las religiones y de todas las culturas, porque hace prisioneros de una ‘cultura del enemigo’. Por eso, ante vosotros jóvenes, queremos decir a quien mata, a quien siembra terrorismo y hace la guerra en nombre de Dios: “¡Deteneos! ¡No matéis! ¡La violencia es una derrota para todos! ¡Discutamos juntos y Dios nos iluminará!” ¡Sólo la paz es santa! Dialoguemos y promovamos un serio y honesto diálogo.
El diálogo es un arte. No es la elección de los miedosos, de los que abren camino al mal sin combatir. Sino que provoca a cada hombre y cada mujer a ver lo mejor del otro y a radicarse en lo mejor de sí mismo. El diálogo es una medicina que cura las heridas, ayuda a hacer más habitable este mundo a las generaciones presentes y a las futuras.
Pedimos hoy, solemnemente, a nosotros mismos y a todos los hombres y mujeres creyentes y de buena voluntad, el valor de vivir el arte del diálogo. Lo pedimos para nosotros, para las nuevas generaciones, para abrir el mundo a la esperanza de una nueva estación de paz y justicia”. (S.L.) (Agencia Fides 28/4/2006 Líneas: 46 Palabras: 661)


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