VATICANO - La meditación del Papa en la Audiencia General: “La Tradición no es trasmisión de cosas o palabras, una colección de cosas muertas... es el río vivo que nos une con los orígenes, el gran río que nos conduce al puerto de la eternidad” - Llamamiento en favor de la paz en el XX Aniversario de Chernobyl

jueves, 27 abril 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “La comunión en el tiempo: la Tradición”. Éste ha sido el tema de la meditación del Santo Padre Benedicto XVI durante la Audiencia general del miércoles 26 de abril. “La comunión eclesial, suscitada y sostenida por el Espíritu Santo y custodiada y promovida por el ministerio apostólico -dijo el Papa-, que nosotros llamamos Iglesia, no se refiere sólo a los creyentes de un momento histórico determinado sino que abarca también todos los tiempos y generaciones”. Así, gracias al Espíritu Santo, “la experiencia del Resucitado, que experimentó la comunidad apostólica en los orígenes de la Iglesia, podrá ser vivida también por las generaciones futuras, transmitida y actualizada en la fe, en el culto y en la comunión del Pueblo de Dios, peregrino en el tiempo (...) La tradición apostólica de la Iglesia consiste en esta transmisión de los bienes de la salvación” y “el Espíritu Santo será quien actualice la presencia salvífica del Señor mediante el ministerio de los apóstoles (...) y de toda la vida del pueblo de la nueva alianza”.
El Santo Padre explicó después que la Tradición “es llamada así porque ha nacido del testimonio de los Apóstoles y de la comunidad de los discípulos en el tiempo de los orígenes, ha sido consignada, bajo la guía del Espíritu Santo, en los Escritos del Nuevo Testamento y en la vida sacramental, en la vida de fe, y a esta Tradición, que es toda la realidad siempre actual del don de Jesús - se refiere la Iglesia continuamente como a su fundamento y norma a través de la sucesión ininterrumpida del ministerio apostólico”.
Jesús Resucitado ha confiado explícitamente a los Apóstoles la tarea de hacer discípulos suyos a todas las naciones, garantizando su presencia y su ayuda hasta el final de los tiempos. “Por tanto, la universalidad de la salvación exige que el memorial de la Pascua sea celebrado sin interrupción a lo largo de la historia hasta el retorno glorioso de Cristo”. Esta actualización de la presencia salvífica del Señor Jesús a través del ministerio de sus Apóstoles y de toda la vida del pueblo de la nueva alianza se realiza por obra del Espíritu Santo. “Gracias a la acción del Paráclito, los Apóstoles y sus sucesores pueden realizar en el tiempo la misión recibida por el Resucitado... Es pues el mismo Espíritu Santo el que, mediante la imposición de las manos y la oración de los Apóstoles, consagra y envía a los nuevos misioneros del Evangelio”. El Santo Padre señaló después que “en la hora de las decisiones solemnes para la vida de la Iglesia, el Espíritu está presente para guiarla”, y continuó diciendo: “Esta actualización permanente de la presencia activa de Jesús en su pueblo, actuada por el Espíritu Santo y expresada en la Iglesia a través del ministerio apostólico y la comunión fraternal es lo que en sentido teológico se llama Tradición, que no es la simple transmisión material de cuanto se comunicó al principio a los apóstoles, sino la presencia eficaz del Señor Jesús, crucificado y resucitado, que acompaña y guía en el Espíritu a la comunidad por Él reunida”.
“La Tradición es la comunión de los fieles con sus legítimos pastores que el Espíritu Santo alimenta a lo largo de la historia asegurando la conexión entre la experiencia de fe apostólica, vivida en la originaria comunidad de los discípulos, y la experiencia actual de Cristo en su Iglesia. Gracias a la Tradición, garantizada por el ministerio de los Apóstoles y sus sucesoras, el agua de la vida que brotó del costado de Cristo y su Sangre saludable, llegan a las mujeres y hombres de todos los tiempos. Así, la Tradición es la presencia permanente del Salvador que nos sale al encuentro, nos redime y nos santifica por medio del Espíritu, mediante el ministerio de su Iglesia, para gloria del Padre”. Concluyendo su meditación, el Santo Padre resumió así la catequesis: “la Tradición no es trasmisión de cosas o palabras, una colección de cosas muertas... La Tradición es el río vivo que nos une con los orígenes, el río vivo en el que los orígenes están siempre presentes. El gran río que nos conduce al puerto de la eternidad”.
Al terminar la Audiencia, el Papa hizo el siguiente llamamiento: “Justamente hoy recordamos el 20º aniversario del trágico incidente acaecido en la central nuclear de Chernobyl. En tal circunstancia, siento el deber de expresar mi vivo aprecio hacia las familias, asociaciones, administraciones civiles y comunidades cristianas que, en el curso de estos años, han trabajado para acoger y curar a todos aquellos que fueron afectados por las consecuencias del doloroso acontecimiento, especialmente los niños. Mientras que una vez más rezamos por las víctimas de una calamidad de tan gran alcance y por cuantos llevan aún en sus cuerpos sus señales, invocamos del Señor luz para aquellos que son responsables de la suerte de la humanidad, para que con un esfuerzo común se concentren todas las energías al servicio de la paz, en el respeto de las exigencias del hombre y la naturaleza”. (S.L.) (Agencia Fides 27/4/2006 Líneas: 61 Palabras: 904)


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