VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA a cargo de Don Nicola Bux y Don Salvador Vitello - "La Iglesia y la tolerancia"

jueves, 6 abril 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "La Iglesia y la tolerancia". Si para los Judíos el Dios es "único", para los Cristianos también es "uno". Se comprende, remontándose precisamente a la raíz hebrea. La afirmación del Dios no sólo único sino uno tiene una fuerza "desmitificante" enorme, una victoria sobre la superstición, el formalismo, sobre la doble verdad del culto público y el escepticismo privado: el cristianismo irrumpe como reconciliación entre razón y religión. Precisamente porque la verdad no es mito o una formula ritual o una ideología de estado sino "vir qui adest", según Agustín, un Hombre presente, tenemos aquí la raíz de la tolerancia.
Los cristianos conocen la tolerancia, ellos que han nacido de ella: "Cada uno podrá seguir la religión más apta a su propia conciencia". Es una fórmula del célebre edicto de Constantino, emitido en Milán en el 313, que contiene en embrión el reconocimiento de la libertad de conciencia. Y en otra dice: "Para dar a los cristianos y a todo el mundo el poder de seguir la religión que quiera". También antes, después de oleadas de persecuciones, se habían dado algunas señales de tolerancia. La novedad aquí está completa y exclusivamente en el concepto de libertad religiosa: el derecho de la divinidad de ser adorada como quiere, funda en los individuos la potestad de seguir la religión que cada quiera (cfr M. Sordi, Los cristianos y el imperio romano, Milán 1984). Aquí está el fundamento de la laicidad del estado, como se dice hoy: el estado reconoce otra instancia fuera de si, de cuyos derechos no es la fuente y a la que por tanto no debe hacer concesiones, y con la que puede entrar en relación. Aquí se encuentra el centro del concepto de libertad que reconoce que el estado no es la fuente absoluta del poder. Por tanto, la libertad religiosa no es una concesión que nace del estado; por el contrario, es original del yo, de la persona, y el estado debe reconocerla. Si se reconoce que la divinidad tiene el derecho de ser adorada como quiere, viene como consecuencia la libertad de todos para practicar el propio culto y la propia fe religiosa según su conciencia. Esta es la 'sana laicidad' que el Papa Benedicto XVI recordó en el encuentro con el Presidente de la República italiana Ciampi.
Todavía, en el siglo XI el Papa Gregorio VII tuvo relaciones con el rais de Mauritania, mientras que san Francisco iba al sultán de Egipto. Es evidente que cristianismo e islamismo eran diferentes, sin embargo esto no impidió los contactos, con toda la aspereza de aquellos tiempos. También se daba, como siempre, el enfrentamiento entre intereses mundanos, es decir culturales, económicos y políticos. Ningún escándalo: ¿por casualidad en nuestra época el diálogo ha conseguido prevalecer sobre el conflicto armado como instrumento para solucionarlos?
El cristianismo tiene un papel especial, porque es la más universal de las religiones: no se limita a un lugar, a una época, a una lengua, si bien el enrizamiento histórico de la encarnación sea fundamental. La experiencia educativa de la Iglesia es auténtica para todo el mundo.
“Te convertiré en torre fortificada frente al adversario". Es la Iglesia descrita en el Pastor de Hermas, un escrito de la antigüedad cristiana. Ha compartido lenguas y culturas, ha retenido lo que lo ha unido en el lenguaje del amor: este método paulino ha permitido a los hombres superar Babel y construir una torre bien fortificada, la torre de Herma. También Babel tenía la intención de acercarse al Cielo: a fin de cuentas los hombres querían un Dios cercano, llegar a tocar el Misterio. La confusión de las lenguas se produjo porque no reconocieron la lengua originaria, el Logos que era al principio. El Logos de Juan es todo, el mundo ha sido hecho y se salva a través de él. (Agencia Fides 6/4/2006 - Líneas: 43 Palabras: 633)


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