VATICANO - La catequesis del Papa Benedicto XVI: la "vida de comunión con Dios y entre nosotros es la finalidad propia del anuncio del Evangelio, la finalidad de la conversión al cristianismo … esta dúplice comunión con Dios y entre nosotros es inseparable"

jueves, 30 marzo 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El don de la "Comunión": este ha sido el tema de la catequesis del Santo Padre Benedicto XVI durante la audiencia general del miércoles 29 de marzo, en la plaza de San Pedro. "A través de los siglos, la Iglesia, estructurada bajo la guía de los legítimos pastores, ha seguido viviendo en el mundo como misterio de comunión, en el que se refleja en cierto sentido la misma comunión trinitaria, el misterio del mismo Dios", ha dicho el Santo Padre en su meditación, recordando cuanto afirma el apóstol Pablo, que "presenta la ‘comunión’ como don específico del Espíritu, fruto del amor entregado por Dios Padre y de la gracia ofrecida por el Señor Jesús”.
El evangelista Juan subraya en particular que la comunión de amor que une al Hijo con el Padre y con los hombres es al mismo tiempo el modelo y el manantial de la unión fraterna, que tiene que unir a los discípulos entre sí… Esta vida de comunión con Dios y entre nosotros es la finalidad propia del anuncio del Evangelio, la finalidad de la conversión al cristianismo: ‘lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros’ (1 Jn 1,2). Por lo tanto, esta dúplice comunión con Dios y entre nosotros es inseparable. Dónde se destruye la comunión con Dios, que es comunión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo, también se destruye la raíz y la fuente de la comunión entre nosotros. Y dónde no se vive la comunión entre nosotros, tampoco es viva ni verdadera la comunión con el Dios Trinitario, como hemos escuchado”.
En la parte conclusiva de su catequesis, el Santo Padre ha evidenciado como "la comunión - fruto del Espíritu Santo - se alimenta del Pan eucarístico y se expresa en las relaciones fraternas, en una especie de anticipación en el mundo futuro. En la Eucaristía, Jesús nos alimenta, nos une con él, con el Padre y con el Espíritu Santo y entre nosotros, y esta red de unidad que abraza al mundo es una anticipación del mundo futuro en nuestro tiempo". La comunión presenta por lo tanto consecuencias muy reales, haciéndonos salir de nuestras soledades y de la cerrazón de nosotros mismos, haciéndonos participes del amor que nos une a Dios y entre nosotros. Recordando las fragmentaciones y los conflictos que afligen hoy las relaciones entre los individuos, los grupos y los todos los pueblos, el Papa Benedicto XVI ha dicho: "Si no se da el don de la unidad en el Espíritu Santo, la división de la humanidad es inevitable. La «comunión» es verdaderamente una buena nueva, el remedio que nos ha dado el Señor contra la soledad que hoy amenaza a todos, el don precioso que nos hace sentirnos acogidos y amados en Dios, en la unidad de su Pueblo, reunido en el nombre de la Trinidad; es la luz que hace resplandecer a la Iglesia como signo alzado entre los pueblos". (S.L) (Agencia Fides 30/3/2006, Líneas: 36 Palabras: 545)


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